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Chirac pugna por protagonizar el idilio hispano-francés

El primer ministro quiere consolidar su imagen europeísta con la 'novia española`

Lluís Bassets

España se está convirtiendo en la novia más cortejada en Francia. El primer ministro, Jacques Chirac, en su condición de alcalde de París, se ha lanzado a una de las mayores operaciones culturales de los últimos años, cuyo plato fuerte son las cuatro exposiciones que se agrupan bajo el nombre de Cinco siglos de pintura españoIa, con un costoso esfuerzo por presentarse como el principal protagonista del idilio que viven Francia y España.

Desde los trabajos de preparación de los dos palacios donde se celebran las exposiciones hasta las cuestiones de protocolo, todo refleja la voluntad política de Chirac, que desea llegar a las elecciones presidenciales con una imagen de europeísta y de hombre abierto a todos los aires. La novia española, que se vestirá de gala en París el jueves 8 de octubre, en presencia de la Reina, es uno de los personajes, quizá el más atractivo, de este juego electoralista.Según fuentes de la propia alcaldía de París, fue precisamente en Madrid donde Chirac decidió jugar a fondo la carta de la cultura española y encabezar con estas exposiciones preparadas por el municipio la gran temporada de presencia de España en la capital francesa. En Madrid, el pasado mes de febrero, Chirac reivindicó la paternidad de la normalización de las relaciones hispano-francesas, en un arrebato de celos políticos contra el presidente de la República, François Mitterrand, que llegó a la capital de España como el gran padrino de la nueva fraternidad transpirenaica.

A su regreso a Francia, Chirac ordenó acelerar los preparativos de las exposiciones y dispuso mayores medios financieros, hasta entonces no previstos. El Ayuntamiento parisiense se gastará en ellas 10 millones de francos (200 millones de pesetas), cifra equivalente a la dedicada por el Ministerio de Cultura español, a los que hay que añadir cinco millones de francos obtenidos por el mecenazgo de dos empresas (en total, 500 millones de pesetas).

Pero hay otros gastos que no han sido contabilizados. Son los que están ocasionando las reformas realizadas en el Petit Palais y en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de París y el traslado y almacenamiento de colecciones permanentes de ambos museos que pasarán a los desvanes mientras permanezca abierta la muestra pictórica española.

Las colecciones de pintura del siglo XIX y de objetos de arte de todas las épocas del Petit Palais jamás habían sido movidas de su sitio a excepción de algunas piezas excepcionales que fueron escondidas durante la ocupación alemana. Ahora han sido empaquetadas y almacenadas en los sótanos con disgusto de los conservadores del museo.

Todo en París

Jacques Chirac no quiso ni pensar en que las exposiciones españolas se celebraran fuera de los recintos de propiedad municipal. En su propio territorio evitaba la humillación que podría significar una inaguración presidida por François Mitterrand y aseguraba la capitalización de los festejos. El precio por esta cuestión de fronteras en la cohabitación entre el presidente socialista y el primer ministro conservador lo han pagado los españoles.La exposición del Petit Palais, De Goya a Picasso, por ejemplo, ha sido colgada a muy escasa distancia del suelo, lo cual será motivo de reproches por parte de la crítica especializada. El motivo, según los técnicos españoles, está en las condiciones del local, lleno de frescos llamativos, aunque nada interesantes, y con una arquitectura interior volutada, que desviarían la atención en un accrochage demasiado alto.

La firme decisión de Chirac de evitar el robo político del protagonismo de las exposiciones ha dado lugar a una delicada negociación con el Gobierno español, destinada a evitar que el presidente de la República inaugurara la muestra. Chirac ha querido limitar el acontecimiento al ámbito municipal, evitando la presencia del Rey de España o del presidente del Gobierno, que hubieran conllevado, obligatoriamente en el primer caso, la acogida por parte de François Mitterrand.

Los Reyes de España volverán a estar en París el 16 de octubre para la inauguración del Colegio de España, en la Ciudad Universitaria, después de las obras de reforma y de un cierre de casi 20 años. El Ayuntamiento parisiense ha conseguido soslayar las sugerencias españolas de hacer coincidir ambas inauguraciones, precisamente para evitar los problemas de cohabitación. En el Colegio de España Mitterrand será quien presidirá junto con los Reyes.

El municipio se está preocupando de la difusión de las cuatro exposiciones, sin ninguna referencia a las numerosas manifestaciones culturales que se desarrollarán durante casi un año, y en las que participan otros organismos, como el Ministerio de Cultura.

La primera sesión de trabajo del Alto Consejo Cultural Hispano-Francés los próximos días 7 y 8 de octubre, un ciclo de cine español, la gran antológica Zurbarán -ahora abierta en Nueva York-, una serie de encuentros de intelectuales y escritores, un ciclo de conciertos, una exposición bibliográfica y algunos estrenos teatrales componen este programa, que se extiende desde la próxima semana hasta el verano de 1988, más allá de las elecciones presidenciales por tanto, y que está destinado a poner a París definitivamente a la hora española.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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