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Traducido al castellano Endre Ady, creador de la poesía moderna húngara

Murió de pulmonía, sífilis y aburrimiento

Alfonso Armada

La primera antología accesible al público español de la poesía de Endre Ady, considerado el poeta contemporáneo más importante de la literatura húngara, fue presentada esta semana en Madrid. Endre Ady, nacido en 1877, falleció a los 46 años de "pulmonía, desgaste, sífilis, alcoholismo, nicotina y aburrimiento", según enumeran sus traductores, el novelista Jesús Pardo y el poeta Javier Villán. De "creador de la poesía moderna húngara, algo así como un Rubén Darío magiar" califica Pardo a Ady.

La antología consta de 61 poemas, en los que se conjugan temas amorosos con cantos a la naturaleza, alegatos contra la nobleza austro-húngara y hasta versos que han sido considerados como precursores del marxismo. Marx y Darwin forman parte de la educación ideológica de Ady, de origen noble campesino, pero sensibilizado por los abusos de la oligarquía tradicional húngara.El poeta vio en la Rusia revolucionaria de su tiempo un modelo de lucha. En una ocasión señaló: "Rusia está realizando dos revoluciones al tiempo: la vieja, por la que Europa ya pasó, y la nueva, que, en Rusia, se hace con sangre, excepcionalmente y a pesar de las enseñanzas de Marx". Viajó por Francia, Mónaco (donde ganó y perdió mucho dinero) e Iudia, países por los que sentía admiración. Desconfiaba de Austria, sentía repulsión por Alemania y no demostró ningún interés por el Reino Unido.

El novelista Jesús Pardo, que dejó de escribir versos hace tanto tiempo que no quiere recordarlo, empezó a traducir al poeta húngaro como un ejercicio más de aprendizaje del idioma. Al avanzar en la tarea se dio cuenta de que lo estaba traduciendo al estilo ampuloso de un Núñez de Arce. Entonces decidió entregarle su versión al poeta Javier Villán para que le quitara el corsé gramatical, "para que hiciera una versión más flexible, que se aproximara más al original".

Mentalidad diferente

Pardo advierte que la lengua húngara no es de origen indo-europeo y que tiene lejano parecido con el turco y el mogol, con bases mentales totalmente diferentes a las nuestras, "de ahí la dificultad de verter conceptos. Aparte de que es imposible reproducir la fonética del húngaro".El poeta Javier Villán, director de la editorial Torre Manrique, que estrena una colección de poesía con la publicación de esta antología de Ady, ha tratado, al trabajar sobre la traducción literal de Pardo, darle elasticidad, "hacer equivalente en castefiano la ftierza y la novedad" que significó la escritura de Ady a comienzos de siglo en Hungría.

Al evocar la azarosa vida del poeta húngaro, considerado una gloria nacional en su país y prácticamente desconocido en España, los traductores se refieren a su labor de periodista dentro y fuera ¿le su país (se ocupó de la corresponsalía de periódicos húngaros en París). Fue eje de la revista Nyugat (Occidente), cuya importancia resultó similar a la española Revista de Occidente, según el agregado cultural de la Embajada de Hungría en Madrid, donde se presentó la antología de Ady.

Muerte temprana

Acerca de la desordenada vida del poeta, el agregado cultural de Hungría resalta que fue uno de los motivos, junto a la calidad de sus poemas, de su fama. "Tuvo una forma de vida muy bohemia, que los lectores de nuestro país valoraban como muy poética"."Se abandonó a lo que le gustaba, bebió, fumó e hizoel amor todo lo que pudo", señala. Pardo. "Se dejó vivir de forma hedonista, de ahí su muerte tan temprana. Murió hecho cisco. Su vida sexual fue muy intensa, pero dentro de la ortodoxia. Disftutó ole mucha fama en vida; los periódicos y revistas se lo disputaban. No hizo otra cosa que escribir. Es el principal poeta de la lengia húngara. No se puede hablar ole la poesía húngara actual sin c¡tarle como maestro. Su influencia entre los poetas jóvenes de su país es equivalente a la que en España tuvo Machado".

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