Elektra Cómic, expulsada del centro de Madrid para poner viviendas turísticas
Una de las tiendas de cómics más famosas de la capital se marcha de la calle de San Bernardo después de 29 años porque unos inversores ofrecen el doble que ellos de alquiler
Un post de Instagram con letras blancas sobre fondo negro. Empieza con un “nos trasladamos”. Termina con un “contamos con vuestro apoyo”. Firma Elektra Cómic, una de las tiendas de cómics más emblemáticas de Madrid desde que abrió en la calle de San Bernardo hace ya 29 años. Los dueños de este comercio cuentan que un inversor ha ofrecido por el alquiler del local el doble de lo que ellos estaban pagando hasta ahora y que su intención es poner en su lugar viviendas turísticas. A preguntas de este diario, la propietaria del local no confirma ni desmiente este extremo. “No lo puedo decir”, señala. La librería es incapaz de igualar una oferta tan agresiva.
Con su mensaje, publicado el martes, Elektra Cómic anuncia dos cosas. La más evidente, su expulsión del local al no poder hacer frente a la cuota de alquiler a pesar de su éxito empresarial. La más sutil, que el problema de la subida de los alquileres no solo afecta a las viviendas. El cierre de establecimientos comerciales está transformando la fisionomía de las ciudades.
“La calle pierde muchísimo sin vosotros”, reza uno de los casi 130 comentarios que acumula la publicación de despedida. “Qué pena. Esa tienda lleva años siendo una parada obligatoria en todos los viajes que hago a Madrid”, declara otro. Alberto Simón, uno de los dueños del negocio, dice que no saben dónde se trasladarán porque todavía no han conseguido encontrar nada, a pesar de que llevan buscando otro local desde junio. Esperan poder seguir estando en el centro, pero cuentan con que su tienda será más pequeña que la de ahora, que tiene 250 metros cuadrados.
En verano, la dueña del espacio les dijo que le habían ofrecido 4.500 euros por el alquiler del local. Ellos pagaban 2.469, un precio bastante económico si se tiene en cuenta el tamaño del establecimiento y la zona en la que está, a pocos metros de la Gran Vía. Además, la propietaria nunca les había subido la factura, ni siquiera en relación con el IPC. “Es un precio menor al del mercado, pero dábamos muchísima estabilidad”, explica Simón. “Nunca nos hemos retrasado con el pago”, añade.
Según Simón, tanto la dueña como el administrador del edificio les contaron que la finalidad del inversor es poner viviendas turísticas. El edificio estuvo siempre dedicado exclusivamente a oficinas pero, a partir de la pandemia, empezaron a aparecer apartamentos vacacionales en varios de sus pisos. Simón desconoce si detrás de la oferta hay una persona o un fondo y la dueña del local no lo ha aclarado al hablar con este diario. Tampoco si su intención es poner viviendas turísticas.
Un día entraron dos personas en la librería. Uno era el administrador del edificio donde está el negocio y el otro, un señor que decía venir a tramitar la Inspección Técnica de Edificaciones (ITE) del local. Era mentira. “Lo estaban tasando”, comenta Simón. Esa técnica no es nueva. Hacer pasar a peritos por inspectores es bastante frecuente a la hora de calcular el valor de viviendas con inquilinos dentro, ya que ellos pueden decidir quién entra y quién no en su casa mientras su alquiler está en vigor.
Actualmente, la normativa permite cambiar el uso de locales comerciales a viviendas turísticas a través de una licencia y también se permiten este tipo de negocios si cuentan con una entrada independiente, distinta a la del resto del edificio. Pero con la nueva normativa, que echará a andar a partir de junio del año que viene, no se otorgarán este tipo de licencias dentro de la almendra central. En todo caso, en Madrid, solo un 7% de los apartamentos vacacionales son legales, según el Ayuntamiento.
En la zona próxima a la calle de San Bernardo, donde está la tienda de Simón, se concentra el meollo de la cultura del cómic de Madrid. En un radio de 100 metros en torno a Elektra está Otaku Center, una librería especializada en mangas ―los cómics japoneses que se leen de derecha a izquierda―, otra llamada Generación X y una nueva que se llama Atomizados. También hay tiendas en las que no se venden libros, pero que forman parte del mundillo. Es el caso de Atlántica, especializada en figuras de acción.
Simón explica que esperarán a que pase la campaña de Navidad para irse. Cuando llegué el momento, habrán hecho todo lo posible por seguir en la zona, aunque saben que tendrá que ser en un local mucho más pequeño. “Nosotros estábamos funcionando bien y vamos a continuar”, apunta Simón. Los seguidores de la librería irán allí donde se traslade, al menos es lo que prometen en los comentarios del post de despedida.
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