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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El pobre marido, su pobre madre

Nicolás ve hundirse el mundo para el que fue educado. Pierde su empleo, su esposa trabaja hasta la madrugada, la casa y los hijos están abandonados: enloquece. Busca refugio en casa de su madre; indirectamente, la culpa de la formación que le dio de niño, inútil ya para esta época.La acción básica de Las cometas se complica con otras: el descubrimiento de que la esposa no sólo trabaja, sino que tiene un pisito para sus desahogos sexuales (una inversión de lo que antes eran ventajas de marido), precisamente con un vecino joven de la misma casa de la madre.

La locura de Nicolás se centra en que quiere ser cometa para volar, de donde aparece una especie de simbología del soñador...

Las cometas

Teófilo Calle (Premio Castilla-La Mancha 1985).Intérpretes: Elvira Travesi, Elena Cores, Rafael Ramos de Castro, Jesús Puente, Licia Calderón, Pastor Serrador. Escenografía: Toni Cortés. Dirección: Jesús Puente. Estreno: teatro Espronceda. Madrid, 5 de marzo.

Y no se sabe bien si es una locura real o fingida para llamar la atención de sus torturadores y llevarles a otra forma de comprensión.

Quicios y valores morales

Final: la madre se arroja por la ventana, anunciando que así dará una lección; probablemente para purgar la culpabilidad con respecto a su hijo.De todo ello se deduce poco: no se sabe si es la generación anterior la que no supo preparar a sus descendientes para la vida, o si es la actual la que ha perdido sus quicios y sus valores morales.

La comedia dramática de Teófilo Calle tiene atisbos, tiene aproximaciones. Algunos temas de nuestro tiempo pasan por ella, como queda apuntado: el pánico del hombre que ha perdido su papel, el desmoronamiento de las parejas, los contrastes entre tipos de mujeres, la caída del mundo burgués...

Le falta estar más apretada y más densa, le sobran algunos lirismos, algunas casualidades; un exceso en la casuística que reduce demasiado la situación general. Deja vivo el tema.

La interpretación se basa en el naturalismo, en un tono peinaniano o benaventino de mesa camilla, que llevan adelante con su oficio Elvira Travesi, Elena Cores, Rafael Ramos de Castro, Pastor Serrador; pierde un poco Licia Calderón, y no por su culpa, sino por la endeblez de su papel.

Y pone el contraste Jesús Puente -director de escena además de primer actor-, que en el papel del loco, fingido o real, se va hacia el pirandellismo, hacia la mezcla de lucidez y sinrazón.

Un público burgués y de alguna edad que acudió la tarde del domingo acogió la obra con visible placer, asumió la tesis de las malas costumbres actuales y se dejó llevar especialmente del tipo de moral que representa el marido solitario, despavorido, trágico y al mismo tiempo cómico.

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