El bosque del científico
Jesús Mosterín viste ropa cara y moderna, usa gafas de diseño, viaja por el mundo con la frecuencia de un vendedor de helicópteros y es a la vez un nombre polémico de la moderna filosofía española. Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la universidad de Barcelona, su obra más popular es una Historia de la filosofia que va provocando comentarios admirativos o sarcásticos según la simpatía que inspire su enfoque cientifista.A este bilbaíno de 44 años le gusta mantener un nivel de vida superior al de un sueldo de cat¿drático, y a ello se debe un nervioso diriamismo que mas parecería corresponder a un ejecutivo de puente aéreo: cuando está en Barcelona, Mosterín se vuelca en la Universidad y en trabajos varios en el mundo editorial. El fin de semana se encierra en el despacho frente al bosque de su casa de campo eri. Moyá, a 60 kilómetros de Barcelona, desde la que no se ve huella humana, y entonces trabaja 12 horas seguidas en lo que más le interesa. "El paisaje urbano en exclusiva puede crear personalidades muy súperficiales", dice. A sus hijos los ve poco.
Es un obseso del tiempo: a su amplio, luminoso y vacío despacho en la universidad de Barcelona, con amplias ventanas sobre el Camp Nou, cita pídiendo precisión de minutos. En otro inomento se queja de la anarquía en la programación de televisión: así no hay forma de utilizar el vídeo.
Es fascinante oír a Mosterín disertar sobre algo tan viejo cómo la comunión con la naturaleza y la identidad con el universo. Amigo y compañero de Félix Rodríguez de la Fuente en una aventura africana, su lenguaje es original: habla de cómo el cuerpo humano está formado de átomos de carbono que sólo pueden provenir de remotas explosiones de estrellas.
