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Crítica:TEATRO /'CHÚO GIL'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Énfasis sobre la sencillez

Uslar Pietri es un maestro de la narración; se aproxima al teatro con esta obra, Chúo Gil, que mantiene una base narrativa, un breve cuento de amor, de ilusión y de tragedia, pero transformado en misterio o, como prefiere decir él aludiendo a la corriente literaria latinoamericana en la que se inscribe, en realismo mágico. El teatro es un espacio muy arriesgado para este ejercicio: no está en él el escritor solo, sino que tiene sus intermediarios, y al otro lado de ellos un público espectador que es notablemente distinto del lector y que puede quedarse fuera del juego. Sobre todo, como pasa aquí, cuando se acentúa la sensación de misterio, aparecen personajes esotéricos, sean parcas o tejedoras del destino, y portadores de agüeros, o disfrazados de muertos; y cuando una suntuosidad -y hasta untuosidad- de figurines, voces y gestos contradicen la sencillez del relato y el lenguaje.La pequeña historia de Chúo Gil es la de una muchacha enamorada, seducida, embarazada, abandonada por un muchacho de condición superior a la suya; su final es el suicidio. La segunda vuelta de esta historia mil veces contada es expresión de las fuerzas que conducen a la tragedia, situadas por Uslar Pietri entre la murmuración y el mito.

Chúo Gil

De Arturo Uslar Pietri. Interpretado por el Núcleo Dramático del Ateneo de Caracas. Escenografía y vestuario: Martín López. Director: Gustavo Tambascio. III Festival de Otoño. Estreno: Sala de Columnas del Círculo de Bellas Artes. Madrid, 14 de septiembre.

Chúo -Jesús- Gil, su antigua desaparición y su posible aparición no confirmada (alguien llega a la casa abandonada: puede ser él, o un extranjero que viene a realizar un trabajo; la muchacha que le acompaña puede ser su amante, su esposa o, simplemente, la hija del extranjero) tiene una presencia incierta; los rumores de su pasado y de su existencia emponzoñan la vida cotidiana, se hacen palabras portadoras de angustia o de muerte; las famosas miasmas sutiles que, según Echegaray -uno de los antiguos exploradores del tema- tienen más fuerza que. las olas del mar contra las que luchan brazos varoniles.

Cuando la muchacha abandonada y, según él habla, deshonrada se ha suicidado porque las voces le han llevado la noticia de su abandono, el supuesto abandonante reaparece asombrado, porque en realidad sólo había ido a acompañar al extranjero y su hija fuera de la ciudad y no tras el mito, o convirtiéndose en mito él mismo. Dramáticamente no es sostenible nada de esto, aunque sirva para explicar la tesis: "sería necesario que todos callaran, que todos dejaran de mirar y de hablar".

El Núcleo Dramático del Ateneo de Caracas ha añadido lastre a la narración. Se ha desbordado en trajes intemporales arrancados de láminas de cuentos medievales la mayor parte, ha transformado la historia de una pequeña ciudad murmuradora y supersticiosa en una corte rica; añade segundas acciones, sobrecarga el paso del tiempo con lentitud de movimientos y personajes accesorios, realza de énfasis a lo que está escrito con sencillez y claridad, y consigue un resultado pedante, que está totalmente alejado de la sensibilidad y de la capacidad de expresión de un gran escritor de la envergadura de Uslar Pietri. Como la fábula es corta y las desviaciones muchas, la sensación de cansancio y de fatiga termina por dominarlo todo. La lectura de esta misma obra (editada en Caracas por Monte Avila) es más satisfactoria que su contemplación y audición.

El público tiene un pequeño espacio en la Sala de Columnas del Círculo de Bellas Artes donde se ha estrenado la obra; lo llenó, siguió con respeto la representación y tributó, al final, su respeto a Arturo Uslar Pietri, a cuyo nombre había acudido principalmente.

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