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Tres años de cárcel para los israelíes que mantengan contactos no autorizados con la OLP

El Parlamento israelí aprobó ayer una ley contra el racismo y otra que limita los contactos entre los israelíes y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en medio de un tira y afloja entre las distintas facciones del Gobierno de unidad nacional. Quienes incumplan esta última norma serán castigados al menos con tres años de cárcel.

La legislación antirracismo aprobada es tan débil que incluso el extremista, rabino antiárabe Meir Kahane, cuyas actividades estaban inicialmente orientadas contra ella, votó la propuesta levantando ambas manos. El ministro de Asuntos Exteriores, Isaac Shamir, del bloque derechista Likud, votó por el proyecto de ley gubernamental a cambio del apoyo del primer ministro, Simón Peres, del Partido Laborista, a una ley que castiga con al menos tres años de prisión a los israelíes que mantengan contactos no autorizados con "organizaciones terroristas", lo que constituye una poco velada referencia a la OLP.Como consecuencia de las presiones de las facciones religiosas de la coalición gubernamental de nueve partidos, la ley antirracismo omite la discriminación religiosa y estipula lo que llama la salvaguarda de los ritos judíos y que el carácter judío de Israel no puede considerarse como racismo.

Por otra parte, prosiguen los contactos entre Israel y la Unión Soviética para el establecimiento de relaciones consulares. Funcionarios soviéticos e israelíes se reunirán en Helsinki los próximos días 18 y 19 para estudiar el restablecimiento de relaciones consulares, pero no se discutirán problemas políticos, según informó ayer el embajador israelí en la capital finlandesa, Mordechai Labor.

A este respecto, Peres declaró el pasado martes que Israel aceptaría la participación soviética en las conversaciones de paz sobre Oriente Próximo si Moscú restablece relaciones diplomáticas con su Gobierno. La Unión Soviética rompió relaciones con Tel Aviv durante la guerra árabo-israelí de 1967.

Entre tanto, la gira que ha realizado per la región el vicepresidente norteamericano, George Bush, parece empezar a dar resultados. El rey Hussein de Jordania viajó ayer a Alejandría (en el norte de Egipto) para entrevistarse con el presidente egipcio, Hosni Mubarak. Se trata del primer encuentro en tres meses de ambos dirigentes, que a menudo conversan por teléfono.

Hussein y Mubarak, las figuras principales en la búsqueda de la paz para Oriente Próximo, tratarán con toda probabilidad de las perspectivas del conflicto tras sus entrevistas separadas con Bush. El vicepresidente norteamericano concluyó el pasado martes su gira de 10 días con la propuesta de un marco de trabajo para que se celebren negociaciones entre Egipto, Jordania e Israel.

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Solución para Taba

Bush dijo al concluir su viaje que había indicios de que Israel y Egipto estaban a punto de resolver su disputa sobre Taba, una franja de playa de 600 metros de anchura, en el mar Rojo, que Israel se negó a devolver a Egipto junto con el Sinaí en 1982. De acuerdo con el vicepresidente norteamericano, un alto funcionario egipcio le pidió que Richard Murphy, subsecretario de Estado norteamericano para la región, se quedara en El Cairo, la capital egipcia, al menos un día más, para que tomara parte en las negociaciones con Israel.

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