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Crítica:LOS ESPECTACULOS DE SAN ISIDRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Victoryana

Victor Manuel y Ana Belén cerraron los recitales de San Isidro en el Palacio de los Deportes de Madrid con una actuación en la que tuvieron que luchar a brazo partido con los consabidos problemas acústicos del local. Salieron adelante dando un ejemplo de tesón, clase y profesionalidad, forzando la máquina al máximo y dando la vuelta a una situación que pudo haber acabado tristemente y lo hizo en completo triunfo.El espectáculo musical impone sus exigencias, y cuando se llega a un cierto nivel en el que se dan por supuestas, como en la mili, la calidad y el valor, el secreto del éxito -que no es otra cosa que conseguir la relación con el público que cada artista pretende- está simplemente en la selección de las canciones que se interpretan, la estructura que se les da en el recital y el ritmo que se les impone en esa estructura.

Víctor Manuel y Ana Belén

Palacio de los Deportes. Madrid. 17 de mayo.

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Noche de cantautores

Víctor y Ana lo hicieron de manera impecable. Cantaron los mejores temas de su largo repertorio, introduciendo con naturalidad e inteligencia las canciones nuevas de su último trabajo discográfico; estructuraron el recital con un rigor férreo: un comienzo fuerte y brillante en el que cantaron juntos algunos de sus temas más conocidos, un medido tiempo central, alternándose uno y otro en la interpretación de sus canciones y haciéndose esporádicas voces, y un final rápido y potente que lanzó al público al cielo del palacio, haciéndoles repetir cinco temas en plena euforia de los miles de espectadores que abarrotaban el recinto.

Estuvieron cálidos y comunicativos, dominando el escenario en todo momento, con interpretaciones antológicas y sensibles que alcanzaron un singular punto de emoción en canciones como Asturias o España, camisa blanca de mi esperanza. Lo más destacable del recital fue, no obstante, la compenetración que ambos cantantes han logrado en la configuración de su trabajo en directo. Manteniendo nítidamente marcadas la personalidad de cada uno, Victor Manuel y Ana Belén alcanzaron un punto de integración de caracteres y estilos que dio al recital una coherencia global infrecuente, que está también presente en su reciente trabajo discográfico.

Toda actuación es una elección, una búsqueda de comunicación con el público que se establece a distintos niveles y con distintos resultados según el camino que se escoja. Las actuaciones en grandes locales, para públicos masivos, implican, necesariamente, una reducción en la intensidad y la profundidad de esa comunicación en favor de su mayor extensión a impacto.

Es siempre una elección discutible, porque la extensión de la comunicación conlleva una cierta banalización y superficialidad de lo que se intenta comunicar, pero en las condiciones en que se mueve el espectáculo hoy en día, es una opción plenamente legítima, siempre que no se de gato por liebre y las cosas se hagan a la perfección. Como lo hicieron Victoryana, con cabeza y corazón, sin ocultar en ningún momento la carga ideológica que llevan sus canciones, aprovechando las bazas que ofrece un espectáculo así, entregándose hasta el último segundo sin rectricciones.

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