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Un milón de libios, entrenados para resistir una agresión exterior

El régimen de Libia dispone de un millón de personas adiestradas para entrar en combate de inmediato ante una eventual agresión exterior contra este país, según estimaciones de las autoridades de Trípoli. Este potencial humano, que incluye a los 90.000 profesionales que integran las fuerzas armadas, supone más de la cuarta parte de la población libia, estimada en unos tres millones y medio de habitantes, y prácticamente el mismo número de personas que alberga la capital, Trípoli.

Pese a ser el país menos poblado del norte de África, al que dobla en habitantes Túnez, y contar con una superficie de 1.759.540 kilómetros cuadrados, que en el Magreb sólo supera Argelia, Libia tiene movilizada a su población laboral y estudiantil, que en períodos intermitentes de tiempo recibe instrucción y adiestramiento en armas.A las salidas de los colegios y universidades de Libia, puede observarse a jóvenes estudiantes vistiendo atuendo militar (gorra y traje de campaña). Se trata de un sistema peculiar de realizar el servicio, alternándolo con la docencia.

Estos estudiantes, que están militarizados, no pierden, pues, sus ciclos de estudio y en pleno curso reciben la instrucción castrense adecuada, que va desde los ejercicios físicos habituales al aprendizaje y conocimiento del manejo de las armas, en ocasiones material avanzado de guerra.

Fuentes diplomáticas árabes en Libia manifestaron que gran parte de la población vive en exclusividad para las fuerzas armadas, y de ahí la presencia masiva de emigrantes extranjeros que se ocupan de los trabajos de batalla en el país, como la construcción de autopistas y grandes obras de ingeniería, en las que hay empleados al menos 25.000 surcoreanos. Tras la firma en Uxda del acuerdo de unión entre Libia y Marruecos, en 1984, 15.000 trabajadores de este último país emigraron a las principales ciudades libias.

Aproximadamente otros 10.000 han llegado en los últimos meses en busca de trabajo, y algunos de ellos han ocupado las plazas vacantes dejadas por los tunecinos a partir del verano último, tras el enfrentamiento entre los regímenes de Habib Burguiba y Muammar el Gaddafi, que supuso la expulsión hacia Túnez de más de 30.000 emigrantes de ese país.

Libia guarda en riguroso secreto sus instalaciones militares y, por citar el caso más reciente, el lugar donde está instalando actualmente los SAM-5 soviéticos, con los que pretende reforzar la salvaguardia de sus fronteras frente a un eventual ataque enemigo, especialmente de Estados Unidos o Israel.

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Los diplomáticos extranjeros están obligados a no desplazarse más allá de un cierto límite de kilómetros al sur, este y oeste de Trípoli.

[El secretario de Defensa norteamericano, Caspar Weinberger, confirmó el martes por la noche que dos cazas libios Mig-25 se aproximaron el lunes, sin amenazarle, a un avión-espía EA-3 norteamericano que sobrevolaba el Mediterráneo. El incidente no tuvo nada de "extraordinario", según el secretario].

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