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Reportaje:

La guerra civil de Uganda cerca de Kampala

La capital se encuentra amenazada por las tropas rebeldes tras la falta de progreso de las negociaciones

Las últimas esperanzas de paz en Uganda se difuminan tan rápidamente como aumentan los preparativos militares en la capital, Kampala. Tras el fracaso de las últimas conversaciones de paz de Nairobi, las tropas gubernamentales retiran las fundas de sus cañones dispuestas a hacer frente a la casi inevitable ofensiva rebelde contra Kampala.La guerrilla del Ejército de Resistencia Nacional (NRA), de Yoweri Museveni, puso cerco a la capital ugandesa hace varias semanas, pero las gestiones de paz. de los países vecinos han evitado hasta ahora la guerra. Todo hace pensar, sin embargo, que la tregua ha terminado.

El enviado especial del diario norteamericano The New York Times Edward Cargan describe trágicamente la situación de la siguiente forma: "Después de dos décadas de opresión política, rivalidades religiosas, atrocidades ocultas y matanzas, Uganda se prepara para una guerra consigo misma".

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Efectivamente, de una forma simple se podría decir que a un lado de la trinchera están las fuerzas políticas y étnicas del norte del país agrupadas en torno al actual presidente, el general Tito Okello. Al otro lado están las tribus del sur, tradicionalmente perseguidas y aplastadas, por los sucesivos Gobiernos que ha tenido este país desde su independencia, en 1962.

Los signos de una guerra inminente son ya ostensibles en Kampala, de donde parten con frecuencia camiones cargados con soldados en dirección al cercano frente, tal vez a menos de 25 kilómetros de distancia. Hace sólo unos días se escucharon intercambios de ar: tillería a 11 kilómetros de Kampala y algunos testigos vieron regresar de esa zona camiones con los cuerpos de soldados muertos en los combates. Los habitantes de las ciudades de esa región, como Kawanda y Nansana, huyen de la guerra y el país entero, se hunde en una economía de subsistencia.

La mayoría de los observadores coincide en que si Museveni se decioe a lanzar una ofensiva final contra Kampala, los rebeldes se apoderarán de la capital. "Tiene capacidad de atemorizar esta ciudad y vaciarla de las fuerzas de seguridad gubernamentales", opina un diplomático occidental. en Kampala.

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Guerrilla disciplinada

El Ejército de Resistencia Nacional cuenta con 5.000 o 6.000 hombres disciplinados y bien armados, según las estimaciones de los diplomáticos extranjeros. Es inferior en número al Ejército regular ugandés, que la agencia Reuter calcula en tomo a los 15.000 soldados, pero éste carece de disciplina y voluntad de combate y se ha ganado el desprestigio entre la población por la participación de sus hombres en robos y malos tratos a los civiles.

El empuje del NRA es en gran medida el empuje del sur desesperado contra el norte opresor. Para el periodista de The New York Times es Ia respuesta de los bantúes del sur, principalmente del pueblo baganda, a una historia de explotación por parte de las tribus norteñas, representadas por Milton "Obote e Idi Amín". Es también la respuesta al impopular Ejército regular. Sam Katwere, director del diario ugandés Independent Star, afirma: "Desde 1964 el Gobierno de Uganda ha estado dominado por los militares, y la dominación de los militares equivale a la dominación del norte".

El Gobierno actual es fruto dia un golpe de Estado militar. El pasado 27 de julio un grupo de oficiales dirigidos por el general Tito Okello derrocó a Obote, al que las organizaciones internacionales de derechos humanos acusaban de la persecución de cientos de miles de opositores.

Desde el momento en que Obote llegó al poder en diciembre de 1980 -después de algunos meses del Gobierno provisional que dirigió el país a la caída de Amín-, sus adversarios se retiraron hacia el interior del país y se alzaron en armas contra su régimen. Obote era ya el símbolo del poder del norte desde su primer mandato, entre 1962 y 1971.

Después del golpe de julio, el general Okello invitó a todas las fuerzas políticas a participar en un nuevo Gobierno de salvación nacional. Sólo se opuso el Ejército de Resistencia Nacional que, sin embargo, entró en negociaciones con las nuevas autoridades.

Más de cuatro meses después, la impresión de diplomáticos occidentales es que ni Museveni ni Okello llegaron nunca con sinceridad a esas conversaciones. Okello, probablemente impedido por los sectores más militaristas del régimen; Museveni, convencido de que podría obtener mucho más por la fuerza de las armas.

Entre tanto el país se deshace. Varios Gobiernos extranjeros han suspendido sus programas de ayuda porque consideran demasiado peligroso enviar a sus representantes a Kampala. Estados Unidos sólo tiene un funcionario de su servicio de asistencia en la capital ugandesa. "La economía está en estado de colapso, y por' el momento sólo se espera que las cosas vayan a peor", opina un diplomático extranjero.

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