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Reportaje:

Se cumplen 300 años del nacimiento del compositor italiano Domenico Scarlatti

Nada tiene de extraño que un genio del teclado de la categoría de Domenico Searlatti esté, en ese aspecto de su producción, bien representado en discos. El número de grabaciones dedicadas a las sonatas o essercizii del maestro napolitano son incontables, si bien las frecuentes descatalogaciones han excluido a muchas de ellas del mercado. El piano, predilecto por los ejecutantes otro tiempo, va dejando paso al clavicémbalo, verdadero destinatario de la creación escarlatianá.Aun así, todavía muchos aficionados lo prefieren como vehículo de interpretación de las sonatas de Scarlatti, pues de él a veces se extraen matices y se refuerzan intenciones del compositor con más claridad que en el clavicémbalo.

Entre las versiones pianísticas de las son atas de Scarlatti, una ocupa ya un lugar especial en la discoteca del aficionado, la que interpreta VIadimir Horowitz (CBS 72274), asombrosa por su musicalidad y brillantez. No debemos olvidar tampoco las ya agotadas de Luis Galve y Cristina Bruno, Dominique Cornil o Antonio Baciero.

La grabación de este último incluía tres sonatas inéditas que él mismo había descubierto en un manuscrito, de la catedral de Valladolid. Todavía hoy podemos encontrar en el mercado tres sonatas (K 430, K 9 y K 13) en versión del desaparecido Glenn Gould (CBS 76983), seis en la impecable versión de Alicia de Larrocha (K 6, 8, 9, 10, 11, 13 y 28), el excelente registro del joven pianista húngaro Andras Schiff (Hispavox 60260) y los dos preciosos discos de Christian Zacharias (EMI 06746432 y EMI 1457111).

El elavicémbalo

Como es lógico, es en las partituras para el clavicémbalo donde hallamos el mayor número de grabaciones de Domenico Scarlatti vigentes en el mercado, algunas de ellas con extraordinario interés, como son la muy reciente grabación de Genoveva Gálvez (Ensayo ENY 2201), que recoge el espectacular Fandango y la Sonata en sol mayor, obras descubiertas por la musicóloga Rosario Álvarez en un archivo de La Orotava, Santa Cruz de Tenerife.

Es inevitable citar, al hablar de grabaciones de la obra de Domenico Scarlatti, en primer término, los discos de Gustav Leonhardt, con 14 sonatas (RCA. RL 303 34) y con 10 sonatas (Harmonia Mundi 065-99615), sobre un clavicémbalo que reproducía uno de J. D. Duelcken, el célebre fabricante de Amberes de mediados del siglo XVIII.

Está agotado y no ha sido reeditado, incomprensiblemente, el disco de Ralph Kirkpatrick (Archiv 2533072), el mayor estudioso de la obra y biógrafo de Scarlatti, de quien pronto se publicará en castellano su gran libro (Princeton, Nueva Jersey, 1953) sobre el músico napolitano, quizá el más completo.

También lo está el interesante disco titulado Andalucía en el barroco (Hemisferio H 1032), a través. del cual la clavecinista Eva Vicens explicaba las conexiones de la música de Scarlatti con ritmos y giros melódicos de aquella región española.

Estuvo mucho tiempo a la venta (hoy es difícil de encontrar) la caja de cuatro discos conteniendo 68 sonatas por Huguette Dreyfus (Telefunken 6.35086-1/4), pero aún es de fácil acceso el álbum doble de Blandine Verlet (Philips 6768850), con 28 sonatas, y el disco de Ton Koopman (Philips 9502034), con 12 sonatas, sobre un clavicémbalo construido a partir de un modelo de Stephanini.

Respecto a las obras no escritas para teclado, es una lástima que no dispongamos de versión alguna de la bella ópera Narciso, que acabamos de ver en Madrid dirigida por René Clemencic. Tal vez llegue a salir en disco la versión de la polifónica Misa de Madrid a cuatro voces, que se oyó en la pasada Semana de Música Religiosa de Cuenca.

17 sinfonías

Se tiene la intención de pasar al disco la Misa a cuatro voces y orquesta, que va a ser estrenada en Vitoria dentro de unos días, y cuya fuente es una copia manuscrita encontrada en el santuario de Arantzazu (Guipúzcoa).

Sí pueden hallarse ya, en cambio, dos versiones del también polifónico Stabat Mater, con continuo, obra muy madura y de serena emoción. Una es la del Coro Monteverdi y John Eliot Gardiner (Erato 75172), y la otra, más sobria, se debe al Coro Schütz de Londres, dirigido por Roger Norrington (Decca Argo 411981-1).

No se han editado todavía en España las 17 sinfonías -oberturas de óperas-, de las que hay una versión (Solistas de Cámara de París), o el precioso álbum de la Academy of St. Martin-in-theFields y Neville Marriner, con los 12 concerti grossi, elaborados por Charles Avinson (17091770) a partir de sonatas escarlatianas (Philips 6769018), pero sí pueden hallarse cuatro de estos conciertos, en la interpretación de Jean-François Paillard, en la colección Música Infrecuente (Hispavox 190099). Sería idóneo que también pasara al disco la Salve regina en la mayor.

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