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Israel libera a los últimos prisioneros libaneses de Atlit

La puesta en libertad ayer por Israel de los últimos presos libaneses encarcelados en su territorio ha reavivado la esperanza de una inminente liberación de algunos de los rehenes occidentales -sobre todo dos franceses- secuestrados en Líbano por extremistas islámicos.Con las manos atadas por una cuerda plastificada pero haciendo, no obstante, con los dedos la V de la victoria, 119 prisioneros palestinos y, sobre todo, shiíes simpatizantes del ultraintegrista Partido de Dios fueron introducidos a media mañana en cuatro autobuses aparcados ante la cárcel israelí de Atlit, al norte del puerto de Haifa.

El último contingente de resistentes antiisrealíes -otros 1.013 han sido paulatinamente excarcelados desde abril en 11 grupos sucesivos- fue conducido como sus predecesores hasta el pueblo de Ras al Bayda, al límite norte de la zona de seguridad controlada en el sur de Líbano por el Ejército de Israel, donde la Cruz Roja Internacional se hizo cargo de su transporte hasta la ciudad de Tiro.

Declaraciones optimistas

En Beirut, mientras tanto, los portavoces de la milicia Shií Amal, en contacto con los secuestradores de cuatro ciudadanos franceses, multiplicaban ante la Prensa las declaraciones optimistas dando a entender que por lo menos el científico Michel Seurat y el periodista Jean Paul Kaufmann "podían ser soltados en cualquier momento". La mujer de este último, Joelle, desembarcó incluso ayer en la capital libanesa con la esperanza de poder encontrase con su marido, el enviado especial del semanario parisiense LEvenement du jeudi; pero el encargado de negocios de la Embajada de Francia, Marcel Laugel, afirmaba aún ayer a última hora de la tarde ignorar "cuándo y cómo ambos eran puestos en libertad".

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Seurat, de 37 años de edad, y Kaufmann, de 41 años" fueron apresados por milicianos shiíes, probablemente allegados. al Partido de Dios, el 22 de mayo en la autovía que conduce al aeropuerto, y durante el secuestro, en junio, de los 39 pasajeros del avión norteamericano de la TWA, Nabih Berri, jefe de Amal, llegó a prometer que todos serían liberados juntos. Pero, al parecer, los custodios de los franceses prefirieron prolongar su cautiverio hasta la excarcelación de los últimos libaneses de Atlit, que tuvo lugar ayer. Ésta era la principal reivindicación de los piratas aéreos que se apoderaron del aparato Boeing 727 de la compañía norteamericana.

Otros dos franceses, Marcel Fontaine y Marcel Carton, vicecónsul y empleado del consulado de Francia en Beirut, permanecen también secuestados en Líbano y, a juzgar por alguna de las cartas que han podido escribir, su apresamiento sólo acabará cuando Francia cambie de política en la guerra del Golfo Pérsico, dejando de suministrar armas a Irak, enemigo del régimen islámico shií de Irán.

En cuanto a los siete norteamericanos también retenidos en Líbano, algunos desde principios de 1984, su suerte parece estar vinculada a la de los 17 presos libaneses e iraquíes condenados en Kuwait por volar en diciembre de 1983 las embajadas de EE UU y Francia.

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