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Tsukuba Expo 85, un gran espectáculo

El nivel científico y tecnológico de esta muestra internacional en Japón está por debajo de lo esperado

Hay robots que hablan, robots que caminan, robots que dibujan, robots que tocan a Bach en el órgano (electrónico, por supuesto), y robots que parecen muñecos de peluche. También hay películas en tres dimensiones, diseñadas por ordenador, acompañadas por canciones con frases como "las máquinas y los humanos pueden ser amigos", y, sobre todo, un festín de imágenes, como un castillo de fuegos artificiales. En esta tierra de templos, el más nuevo es uno dedicado a la ciencia y la tecnología.La exposición de Tsukuba, que se inaugura el próximo domingo en la ciudad del mismo nombre, a 60 kilómetros al norte de Tokio, presenta pabellón tras pabellón en los que se ofrecen todas las maravillas del siglo que viene. Sin embargo, aunque sus organizadores le han querido dar un carácter eminentemente futurista en los planos científico y técnico, a veces da la impresión de parecerse demasiado a Disneylandia, de constituir un homenaje al espectáculo y la mercadotecnia más que a la ciencia.

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Se pueden detectar intenciones serias detrás del espectáculo. Los japoneses esperan que esta exposición sirva para aumentar la reputación japonesa como país de innovación tecnológica, y no sólo como país que adapta la tecnología existente y la empaqueta y vende bien. Otro objetivo es dar publicidad a Tsukuba, una ciudad creada por Japón como centro científico, que trata de desarrollar sin gran éxito desde hace 20 años.

En el aspecto publicitario, los organizadores de este festival parecen tener éxito, por lo menos hasta el momento. La exposición permanecerá abierta hasta el 16 de septiembre, y tiene un presupuesto de 2.000 millones de dólares (360.000 millones de pesetas). Las grandes empresas han gastado enormes sumas en sus pabellones individuales y la exposición ha sido objeto de continuas noticias en los medios de comunicación.

Si embargo, científicamente, Tsukuba no alcanza el nivel deseado, según expertos académicos y científicos. Aunque hay muchas cosas maravillosas, hay pocas que se puedan considerar como novedades. "Por mucho que se hable sobre la tecnología del siglo XXI, yo me las veo y deseo para encontrarla aquí", afirma un analista norteamericano. Junichi Nishizawa, catedrático de universidad especializado en avances en fibras ópticas, señala: "No es una exposición de la tecnología más avanzada. Muchas de las máquinas que aquí se exponen son un poco más avanzadas que artículos electrónicos actuales de consumo, pero nosotros vamos más allá".

La exposición ofrece poco sobre los grandes temas actuales en Japón, como la investigación sobre ordenadores de quinta generación o superordenadores, de gran velocidad, o con capacidad de razonamiento. Es opinión generalizada que la razón de esta ausencia puede ser el miedo al espionaje industrial.

Muchos de los organizadores de los pabellones han elegido representaciones de tipo folclórico, a menudo dirigidas a los niños. En el pabellón de la firma japonesa Hitachi, un enorme perro robot, acompañado de dos gatos con lazos azules y rosas, canta canciones en elogio de la tecnología. En Hitachi también se puede ver una película de dibujos animados en la que se muestra la familia del futuro. Sus miembros se mueven por medio de automóviles que no dependen de ninguna energía exterior, y les sirve un robot feliz que pasa el aspirador, limpia ventanas y cocina la cena.

Mucho de lo exhibido tiene por objetivo desmitificar la tecnología, mostrando sus beneficios prácticos, que incluyen los posibles usos en el hogar. El pabellón de Midori-Kan contiene una muestra sobre biotecnología, donde se explican los avances que pueden estimular la producción de alimentos y ayudar a luchar contra la enfermedad.

Robots y ordenadores para todo

Los pabellones de Nec y Fujitsu demuestran las posibilidades de los sistemas de traducción simultánea. En el pabellón de Matsuchita, un robot dibuja del natural retratos de los visitantes. En el pabellón gubernamental de Japón, un tomatero gigante cultivado en agua y situado dentro de una jaula producirá 10.000 tomates durante la exposición.Los visitantes de la Expo 85 pueden viajar en un transporte rápido elevado, un tren que flota sobre su vía, y funciona por un sistema electromagnético. Toda la feria se encuentra conectada por un sistema de comunicaciones de fibra óptica, un sector donde las empresas japonesas son fuertes.

Una de las atracciones principales de Tsukuba se encuentra en el pabellón gubernamental japonés. Se trata de un robot con numerosas articulaciones y la forma de un ser humano, que puede leer partituras musicales, desde Bach a los Beatles, y tocarlas en un órgano electrónico.

Un equipo de investigadores de la universidad de Waseda y la empresa Industrias Eléctricas Sumitomo trabajó durante varios años, con un coste de más de 180 millones de pesetas, para producir el robot. "Desarrollamos este robot como un avance hacia el robot personal, que debe poder hacer más que los robots industriales actuales", afirma Ichiro Kato, el catedrático que dirigió el proyecto.

Lo que convierte en interesante a este robot es el mecanismo tan preciso de control que permite que toque el órgano. La tecnología que permite tal precisión podría en el futuro ser utilizada para desarrollar robots que reemplacen a las personas en tareas industriales peligrosas.

El robot que pinta retratos también utiliza tecnología de sensores bastante avanzada, que podría permitir usos de diseño asistido por ordenador más complicados, según los expertos. El robot ha avergonzado a sus creadores, sin embargo, cuando han descubierto que sólo puede dibujar ojos japoneses. Una mujer francesa que quiso ver pintado su retrato se encontró con que el color azul de sus ojos no era registrado por el robot. La empresa fabricante trata en la actualidad de modificar el software para subsanar este defecto.

Los expertos han señalado que existen indicios de avances tecnológicos prometedores, aunque no definitivos, en los sistemas de traducción simultánea. Sin embargo, existen limitaciones. En el sistema de Fujitsu, por ejemplo, se producen errores idiomáticos, y en el de Nec, su capacidad está limitada a las palabras y voces registradas en la memoria del ordenador.

Una pantalla gigante de televisión, el Jumbotron, domina la exposición. Desarrollada por la empresa Sony durante más de dos años, con un coste de 2.880 millones de pesetas, la pantalla es varias veces mayor que la utilizada en los Juegos Olímpicos de Los Angeles, y la empresa ya ha recibido más de 20 peticiones de información de estadios, grandes almacenes y supermercados interesados en las posibilidades de utilización del Jumbotron en publicidad.

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