Las Juventudes Musicales contarán con una orquesta infantil
El curso de las Juventudes Musicales madrileñas se inició el pasado martes, en la sala de la Escuela Superior de Canto. La presidenta, María Isabel Salabella, expuso en breves palabras el programa trazado -siempre con vistas al mejor servicio de los músicos y auditores jóvenes-, en el que destaca la formación de una orquesta casi infantil y la organización de concursos, becas y campos de música.Se presentó al público la ganadora del concurso permanente de Jóvenes Intérpretes en 1984: Rosalía Pareja Flores, nacida en Priego (Córdoba) el año 1961. En la Barcarola op. 60, de Chopin, y en el Preludio y toccata, de Javier Alfonso, Rosalía Pareja demostró la calidad de una técnica segura y expresiva que exterioriza los dones naturales de la joven concertista, ya en el comienzo de una estupenda carrera.
El dúo formado por el violinista barcelonés Roberto Mendoza (1964) y el pianista Pedro Mariné (Madrid, 1963) hizo espléndidas versiones de la Sonata 1935, de Hindemith, y la Sonatina en sol mayor, de Dvorak, a las que añadió un tiempo de sonata schubertiana en calidad de bis. Tanto Mendoza como Mariné poseen sensibilidad e imaginación poética idóneas para bordar pentagramas románticos o deudores del romanticismo, dentro de una línea estilística que rechaza cualquier exceso.
Un joven tenor, Francisco Javier Gallego, acompañado por la pianista granadina Azucena Fernández Manzano, cerraron el concierto con una serie de canciones argentinas de Felipe Boero, Manuel Ponce, Emilio Ángel Napolitano y Alberto Ginastera, más una del brasileño Jaime Ovalle, que se mueven entre el tipismo de salón y el nacionalismo bien trabajado. Gallego expresó con acierto todas y cada una de las melodías. Azucena Fernández Manzano sacó el máximo partido de las, por lo general, sumarias artes pianísticas.
