Abierta en Madrid una exposición de Julia M. Cameron, la gran fotógrafa del siglo XIX británico
Julia Margaret Camaron recibió de su hija una cámara fotográfica como regalo por su 49 cumpleaños en 1864. Convirtió el gallinero de su casa en su estudio, y la carbonera, en su laboratorio, para luego empezar a hacer retratos. Julia M. Cameron está considerada como la máxima exponente de la fotografía del siglo XIX en el Reino Unido. El profesor Michael Weaver, de la universidad de Oxford, que ha dedicado su esfuerzo a la revalorización de esta fotografía, ofrece estos días en Madrid una serie de conferencias que complementan la exposición organizada por el Consejo Británico en la Fundación March.
Un viejo manual de fotografía decía en sus primeras líneas que "fotografiar es pintar con la luz". Es posible que sean pocos los ejemplos en fotografía que hayan intentado a mediados del siglo pasado igualar o alcanzar equivalencias entre estos dos artes de la manera en que lo hizo Julia Margaret Cameron. "Es un poco como Shakespeare y el drama", dice Michael Weaver. "El drama no hubiese sido lo que es en Gran Bretaña de no haber existido Shakespeare. El hecho es que Julia Margaret Cameron es, según mi punto de vista, la mejor fotógrafa británica que hemos tenido hasta ahora".Michael Weaver es profesor de Literatura Americana en la universidad de Oxford y presidente del comité de fotografía del Arts Council del Reino Unido. Ayer ofreció una conferencia en la Fundación Juan March sobre el tema Julia Margaret Cameron y su entorno cultural, que coincidió con la apertura de la exposición de las obras de esta artista en la sala de exposiciones de la fundación.
Para Weaver, parte del valor de la obra de esta fotógrafa reside en su vinculación con las otras artes y su relación con numerosos intelectuales de la época. Julia Margaret Cameron nació en Calcuta (India) en 1815, hija de un alto funcionario británico. "Ella era una intelectual, aunque la concepción moderna de intelectual no incluya probablemente el haber tenido seis hijos. Eso es algo que quizá podría haber hecho alguien como Simone de Beauvoir", afirma Weaver. "Si estudia el tipo de vida que llevó y la educación que tuvo y se buscó, se puede dar cuenta de que tuvo unos maravillosos maestros. No bromeo precisamente cuando afirmo que el primero de ellos fue su marido. Sir Charles Hay Cameron era un hombre sumamente culto. Él era mayor que ella; cuando se casaron, ella tenía 20 años, y él, 40. Cameron era una persona muy importante en la India entonces. Había cuatro hombres que gobernaban en el imperio de la corona británica, y él era uno de ellos. Fue él quien dotó a Sri Lanka (antigua Ceilán) de su Tribunal de Justicia,- y fue también quien fundó la universidad de Calcuta".
Comenzar a los 50
Los Cameron fueron de luna de miel al cabo de Buena Esperanza, y allí conocieron a sir John Herschel, un astrónomo que, además, inventó la técnica por la que se puede fijar la imagen fotografiada: el fijador. Lo cierto es que ella se dedicó a la fotografía 30 años más tarde, pero recibió sus primeros conocimientos de uno de los científicos más importantes involucrados en su descubrimiento. Julia Margaret Cameron empezó con la fotografía casi a los 50 años, y se dedicó a ello durante 10% añade Weaver.La exposición de obras de esta artista que se presenta actualmente en Madrid consta de 143 fotografías. La cámara que usó para ello tenía un objetivo francés Jamin, de 300 milímetros de focal, con abertura fija. Si tenemos en cuenta el tamaño de las placas que utilizaba (17,5 por 22,5 centímetros), veremos que no era posible con aquel objetivo llenar la placa con un retrato. Al desajustar el objetivo, con el consiguiente desenfoque de la imagen, se producía ese efecto pictórico característico de los trabajos de Cameron.
"Ella no hacía instantáneas ni fotos documentales", agrega Weaver. "Modeló sus fotografías inspirándose en Rafael y en Rembrandt, y, en menor medida, en los prerrafaelistas. Su amistad con el pintor John F. Watts influyó mucho en su actitud, en crear esa ambición de hacer imágenes. No pensó en la fotografía como un arte diferente a los demás, sino como una continuidad de ellos. Hay una tendencia moderna que quiere hacer pensar que desde el invento de la fotografía todo cambia. No creo que esto sea cierto, y lucho contra esa idea porque los mejores fotógrafos de todos los períodos han sido muy conscientes siempre de ser continuadores de la tradición de las artes gráficas".
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