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Irán respalda públicamente la colocación de minas en el canal de Suez, donde han sido dañados 13 barcos

El régimen islámico del ayatollah Jomeini aprobó ayer públicamente la colocación de minas en el canal de Suez y el mar Rojo, otorgando así cierta credibilidad a las informaciones procedentes de Estados Unidos que le acusan de haber entorpecido la navegación en las aguas que enlazan al Mediterráneo con el océano índico. No obstante, el primer ministro iraní, Husein Musavi, aseguró ayer que su país "no está en absoluto involucrado en lo que ocurre". El jefe del Gobierno iraní advirtió que Teherán "no puede permanecer de brazos cruzados mientras sus barcos son detenidos en el canal de Suez".

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Al mismo tiempo, el Pentágono norteamericano anunció el lunes por la noche que, a petición de Egipto, ha enviado a la zona un avión C-5 que transporta seis helicópteros RH-33 Sea Stallion, especialmente equipados para la detección de minas. En los últimos 11 días han sido dañados por explosiones en el canal de Suez 13 barcos, en su mayoría petroleros procedentes de países árabes del golfo Pérsico que surcaban aquellas aguas.Aunque Irán ha negado haber sido el depositante de las cargas explosivas en el fondo del mar -accion reivindicada la semana pasada por la organización clandestina chiita Jihad Islámica (Guerra Santa Islámica)-, una declaración leída en el programa en árabe de Radio Teherán recalcó con regocijo que "todos los poderes arrogantes son impotentes e incapaces de salvar a decenas de buques amenazados por la destrucción en el golfo de Suez y el mar Rojo".

Aguas de muerte y destrucción

"Ahora", prosiguió la transmisión, "nuestras aguas llevan en sí los elementos de la muerte y de la destrucción de los intereses de los arrogantes. Ahora, Washington, París y Londres no encontrarán lugar seguro para poder alcanzar sus objetivos".

La radio nacional iraní dejó, sin embargo, claro que el Gobierno de Teherán no estaba involucrado en el entorpecimiento del tráfico marítimo al afirmar, por ejemplo, que era Jihad Islámica quien perseguía los intereses de EE UU de un lugar a otro, y al señalar que el minado "se añade a una serie de fracasos de los poderes arrogantes en nuestra región islámica, con lo las voladuras llevadas a cabo por la organización Jillad Islámica en Beirut".

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Desde el atentado que destruyó en abril de 1983 la embajada estadounidense en la capital libanesa hasta la voladura de dos acuartelamientos franceses y norteamericanos en octubre en esa misma ciudad, pasando por la explosión -de dos vehículos en diciembre cerca de las embajadas de Francia y EE UU en Kuwait, han sido reivindicadas por Jihad Islámica. Más de 350 personas murieron en estas acciones terroristas.

A pesar de sus reiteradas amenazas de cerrar el estrecho de Ormuz, por donde transita el 60% del crudo destinado a Europa, si Irak continúa sus ataques contra la terminal petrolífera iraní de Jarq, Teherán ha evitado intentar llevar a la práctica tal medida porque así hubiese dificultado la explotación de su propio oro negro, mientras su enemigo iraquí hubiese podido seguir bombeando petróleo a través del oleoducto que cruza Turquía.

En cambio, opinan los expertos, la obstaculización del tráfico marítimo en el mar Rojo no le perjudica en absoluto, mientras pone en aprietos a los países árabes exportadores de petróleo y aliados de Irak.

En respuesta a la solicitud egipcia, seis helicópteros norteamericanos fueron enviados el pasado fin de semana a la región y un número no revelado lo será en los próximos días. En la zona opera ya el barco oceanográfico estadounidense Harkness con 15 artificieros a bordo.

Aunque todavía no ha contestado a la petición de El Cairo, el Gobierno británico sigue "estudiándola con carácter urgente", mientras Israel, según el rotativo hebreo Haaretz, no excluye verse obligado a tomar cartas en un asunto que amenaza la libre circulación marítima hacia Eilat, único puerto israelí en el golfo de Akaba, que desemboca en el mar Rojo.

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