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Ruiz-Giménez aboga por la creación de un tribunal de derechos humanos en la ONU

El Defensor del Pueblo, Joaquín Ruiz-Giménez, abogó ayer por la creación, en el seno de las Naciones Unidas, de un Tribunal de Justicia Internacional que controle el respeto a los derechos humanos. Las sentencias judiciales de este tribunal -"que no debería ser competente en pleitos sobre fronteras y lindes"- tendrían que ser ejecutables en cualquier lugar del mundo. Así lo afirmó Ruiz-Giménez durante su intervención en la Universidad Internacional de la Paz, que se celebra en Sant Cugat del Vallés (Barcelona).El Defensor del Pueblo participó en la sesión académica sobre el Derecho como factor corrector de las desigualdades. En su opinión, "tanto en el mundo libre, de pensamiento liberal, como en el socialista, de pensamiento colectivista-marxista, hay dictaduras. Por consiguiente, la lucha contra la prepotencia del poder es algo que nos afecta a todos". Ruiz-Giménez dijo también que sigue siendo necesario el elemento coactivo del Derecho, "aunque yo sueño en la utopía de que un día desaparecerá esa dimensión del Derecho".

En opinión de Ruiz-Giménez, hay que acabar con la idea de que los derechos están bajo el control y el poder del Estado en el que viva cada ciudadano. "El hombre, la mujer, los seres humanos, son ciudadanos del mundo y, por consiguiente, no puede haber fronteras en la vigilancia, en la inspección y en la sanción de los torturas, de las opresiones, del quebranto de los derechos humanos en cualquier país del mundo".

Junto con Ruiz-Giménez intervinieron en esta sesión de la Universidad Internacional de la Paz la catedrática Victoria Abellán; Agustí de Semir, vicepresidente del Institut de Drets Humans de Catalunya, y Marian Mushkat, director del Centro de Estudios Internacionales de Tel Aviv.

Durante la jornada de ayer, en la conferencia sobre los derechos humanos y las tendencias autoritarias en los regímenes democráticos, José María Mohedano, presidente de la Asociación Pro Defensa de los Derechos Humanos, dijo que el terrorismo no es la causa del endurecimiento del aparato estatal, "sino la gran coartada del Estado para aumentar la cota represiva y echar sobre la espalda del terrorismo la culpa de males que provienen ya del propio sistema social".

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