_
_
_
_

La oposición francesa utiliza las leyes de Prensa y Educación para estrechar el cerco al Gobierno

La oposición de centro-derecha francesa presentó ayer un voto de censura en la Asamblea Nacional como respuestá a la decisión gubernamental de comprometer su responsabilidad en el debate sobre el polémico debate de la ley de Prensa. La noticia se produjo el mismo día que la comisión especial de la Cámara baja rechazaba la moción adoptada el día anterior por el Senado (donde la oposición es mayoritaria) para someter a referéndum el proyecto de ley sobre la enseñanza privada. Ambos hechos ilustran perfectamente la difícil situación en que se encuentra el Gobierno de coalición de socialistas y comunistas. El propio presidente de la República, François Mitterrand, se ve forzadoa afrontar personalmente el crítico y confuso período que vive la Francia política.Es el primer ministro, Pierre Mauroy, quien pretende que la oposición, con sus ataques "exagerados" a la mayoría gobernante, se coloca en situación subversiva; y esa oposición es la que entiende que el Gobierno socialista, de hecho, ha perdido su legitimidad y que debe subsanar esta situación disolviendo la Asamblea, celebrando un referéndum, o de alguna otra manera.

Los dos acontecimientos que han sobresaltado el paisaje político son las elecciones europeas del día 17 del pasado mes de junio, perdidas claramente por la mayoría socialista-comunista, y la manifestación del 24 del mismo mes que, convocada por los dirigentes de la escuela privada, sacó a la caHe a cerca de dos millones de personas, no sólo contra el proyecto de ley sobre la enseñanza, sino también contra el Gobierno.

A partir de estas dos fechas, de alto voltaje político, los dos partidos de la mayoría se han enfrentado, asimismo, para reconocer, más o menos, que están minados por alguna enfermedad seria.

Al mismo tiempo que la mayoría se interroga sobre tanto descontento de la opinión, a pesar de un cambio de política aprobado ampliamente, la oposición se ha dedicado a practicar el alboroto constitucional, pero llevado muchas veces hasta la caricatura. Dos temas le están sirviendo de lanzagranadas cotidiano contra el poder: las leyes sobre la Prensa y sobre la escuela privada. El Senado, donde la oposición es mayoritaria, pide un referéndum sobre la ley de enseñanza religiosa, y el Gobierno guillotina esta iniciativa en la Asamblea, donde la mayoría es suya. A su vez, el Senado se encargará de la ley de Prensa, cuando le llegue el turno.

Para sortear tanta obstrucción, el Ejecutivo recurre, de momento, a lo que criticó como antidemocrático cuando estaba en la oposición: un artículo constitucional que permite aprobar una ley sin discutirla. Detrás de todas estas argucias legales, en las que el país se ha encharcado, late una batalla política al más alto nivel. Por eso Mitterrand, en dos días de giras por provincias, incluso se ha entrevistado con su antecesor, Valery Giscard d'Estaign, por razones de legitimidad, y ha dicho alto y claro que él sigue mandando y que se preocupa no sólo de la media Francia que lo votó, sino también de "quienes no piensan como yo".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_