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Dublín celebra el ritual del Bloomsday, de James Joyce

El 80º aniversario de la célebre Jornada de Leopold Bloom, Bloomsday, se celebró ayer en Dublín con el ritual desmedidamente sacro que ya es característico. Centenares de fervientes admiradores de Joyce se dieron cita en Torre Martello, a 10 kilómetros del centro de la ciudad, para preparar allí mismo un desayuno idéntico al descrito en Ulises, mientras unos representaban el papel de Leopold Bloom, y otros, totalmente enlutados para el funeral, seguían los pasos de los demás personajes de la irreverente odisea.

Entre fritos de hígados y bañistas espantados por el ritual de estos jóvenes, el coeditor de la nueva versión que corrige 5.000 errores y omisiones de la novela, Danis Rosel ofreció al conservador del museo, en un lujoso estuche, el juego de tres volúmenes de la obra, recién impresa en Nueva York. Aplausos y vítores siguieron a las palabras del coeditor, quien dijo que esta definitiva edición, cuyo precio en el mercado es de 200 dólares, no sólo costó siete años de trabajo en equipo en Alemania, sino también la escalofriante suma de más de medio millón de marcos. "No temáis, muchachos, estos precios desorbitantes", dijo Rose, "porque en dos años saldrá a la calle una edición barata y de bolsillo".

Danis Rose manifestó a este. periódico que con esta nueva y revolucionaria edición "el lector puede ahora seguir paso a paso la aventura creadora de Joyce, sus errores y sus correcciones con detalle, lo cual multiplica el valor sugerente y el placer de sus seguidores".

El mismo Rose dijo que "incluso, las comas adquieren ahora una importancia excepcional en el texto, ya que una coma en la prosa de la novela es una nota de elegancia o un estorbo, y Joyce sabía cuál iba a ser el efecto deseado".

Un sobrino poco lector

Un sobrino de Joyce, Robert Joyce, hijo de su hermano menor, asistió emocionado a este acto en Torre Martello y dijo a este periódico que todavía no había logrado leer entero Ulises, a pesar de sus reiterados intentos. "Desgraciadamente, soy poco aficionado a la lectura y tropiezo con ese océano de 300.000 palabras que escribió mi tío y me ahogo", añadió Robert. A sus 38 años afirma no recibir ni un céntimo de derechos de autor, "que no sé a quién van a parar". Está casado con una dublinesa llamada Joyce Joyce -lo cual no deja de ser una redundancia casi de ficción- y tiene dos niños.El sobrino de James Joyce trabaja como asesor para inversiones inmobiliarias en Dublín.

Durante la tarde de esta jornada del 16 de junio, en la que transcurre la acción de Ulises, grupos de excéntricos entusiastas pudieron entregarse a sus fantasías en unas calles casi irreconocibles. En el hotel Armond alguien leyó un pasaje del libro, mientras otros jóvenes llegados de distintos puntos del país apenas se tenían en pie, pues Joyce era densa espuma de cerveza en cada pub de la ciudad.

Más información sobre Joyce y el Ulises en el suplemento LIBROS

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