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Crítica:'ROCK'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Eríc Burdon, una estrella que no se apaga

Sin apenas publicidad y con una promoción nula, se produjo la tercera visita de Eric Burdon a Madrid. La mala organización hacía presagiar lo peor: una repetición del desastre ocurrido en el último concierto de Eric en esta ciudad. Sin embargo, y a pesar de la escasa asistencia de público, el concierto fue de los que no se olvidan. Y, en este caso, con un feliz recuerdo.El concierto se abrió con una fanfarria soul que señaló el clima que se iba a mantener durante la noche. Burdon -el hombre que siempre quiso ser negro- volvió a ser el héroe de una leyenda que vive en el alma de los últimos 30 años de la música negra americana. Nacido en Newcastle hace 43 años, Eric pertenece a la vanguardia de una generación que supo conquistar para los jóvenes blancos lo mejor de la cultura negra: su música.

Eric Bordon

Concierto rock. Pabellón de Deportes del Real Madrid. Madrid, 21 de marzo.

Acompañado por una banda de músicos experimentados y curtidos, Eric convirtió los hielos de la espera y la incertidumbre en vapor ardiente desde la segunda canción, Please, dont let me be misunderstood. Y, a partir de ahí, la temperatura fue in crescendo. Los músicos, un quinteto, respondían con entrega, logrando entre el saxo y los teclados un sonido que nada tenía que envidiar a la! nutridas bandas de soul de los años sesenta. El guitarra era un señor tan maduro como heavy, que complementaba a una banda tan festiva con su contrapunto hiriente. Y en cuanto a Burdon, es todo corazón.

Las canciones fueron sobre todo música negra. Un par de temas de Chuk Berry, Bye, bye, Johnny y I'm talking about you.

Dos monumentos del soul, We got to get out of this tlace y Deep river mountain high. Y para cerrar Tobacco road, un emocionado homenaje a los tiempos de War.

Las historias de Eric Burdon fueron las suyas de siempre: sexo, desesperación, orgullo y amor, mucho amor. Su voz sonó potente, dramática e indestructible. Sus maneras en escena hacen de Eric un showman invulnerable. Pero, además de una gran estrella, Eric Burdon es ya un clásico de la música popular de este siglo. Un punto de referencia para entenderla y amarla. Al final, los aplausos le arrastraron de nuevo ante su público, maravillado y trajeado de karateka; realizó, en el más puro estilo del arroyo, una versión heavy de su himno La casa del sol naciente. Un escándalo glorioso.

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