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Ágil de mente, torpe de movimientos

El máximo dirigente soviético, Yuri Andropov, se presentó ayer en la entrevista de hora y media con el canciller de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Kohl, con aspecto fresco y agilidad mental, pero con torpeza de movimientos. Andropov, de 69 años, lamentó, en el momento de recibir a Kohl en el Kremlin, no haber podido entrevistarse con él el primer día de su visita a Moscú.Andropov dijo a Kohl: "Habría sido mi más profundo deseo encontrarme con usted ayer, pero, desgraciadamente, no fue posible". De estas palabras deduce la delegación alemana que el dirigente soviético anuló por motivos de salud todas sus citas con Kohll previstas para el lunes.

Un estrecho colaborador de Kohl, que presenció los primeros minutos del encuentro, comentó que las informaciones sobre una grave enfermedad del dirigente soviético, aparecidas ayer en la Prensa occidental, eran exageradas.

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La misma fuente describió a Yuri Andropov como una persona ágil mentalmente, que no necesitó ninguna nota para su entrevista con Helmut Kohl y estaba perfectamente preparado. El aspecto del dirigente soviético fue descrito como fresco, pero su mano izquierda temblaba y daba la sensación de moverse con dificultad. La atmósfera del encuentro fue calificada de amable por los alemanes, a pesar del enfrentamiento de las posiciones.

Andropov recibió a Kohl en una dependencia del Kremlin, que parecía su despacho de trabajo. Allí se encontraban regalos de personalidades, entre ellos un tablero de ajedrez regalado por Richard Nixon y obsequios de diferentes repúblicas soviéticas y de empresas. En una carpeta se encontraba la Constitución de la URSS.

La anulación de las citas previstas para el primer día de visita de Kohl desencadenó una ola de especulaciones y rumores en Moscú: desde la enfermedad de Andropov hasta el comienzo de una lucha por el poder en el Kremlin, sin olvidar que podía tratarse de un intento de causar un desaire a Kohl por su posición de dureza en el tema de los euromisiles.

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Los indicios más consistentes apuntan a que Andropov sufrió una indisposición el lunes que le impidió afrontar el programa previsto. La dolencia renal del dirigente soviético, que parece exigir un tratamiento a base de diálisis, es casi admitida por todos en Moscú.

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