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Israel acepta 'en principio' el proyecto de retira de Líbano presentado por el secretario de Estado de EE UU

El Gobierno israelí de Menájen Beguin ha aprobado en principio el proyecto de acuerdo con Líbano que se trajo el miércoles de Beirut el secretario norteamericano de Estado, George Shultz, para la retirada de sus tropas de territorio libanés. Las reservas israelíes están supeditadas a "aclaraciones suplementaria sobre cuestiones de seguridad en el sur de Líbano, en concreto sobre el futuro estatuto del comandante disidente Ubanés Saad Hadad, aliado de Israel, y sobre los métodos de inspección que serán empleados al sur del río Awali.

El Gobierno israelí permaneció reunido durante siete horas largas para aprobar un acuerdo de cuyo contenido no quiso informar tras concluir la reunión. De fuente autorizada libanesa se ha podido saber, sin embargo, que el documento prevé la retirada simultánea, en un plazo de ocho a 12 semanas, de las fuerzas israelíes, sirias y palestinas estacionadas en Líbano. Shultz parece que también habría conseguido resolver tres o cuatro cuestiones esenciales, entre ellas las de las patrullas mixtas israelo-libanesas en el sur de Líbano y el papel de Hadad.Según el proyecto de acuerdo, Hadad ejercería durante un año como adjunto, y no como comandante tal y como desea Israel, de una unidad libanesa encargada de la seguridad en el sur de Líbano. En Jerusalén, el comandante libanés ha manifestado que "haré lo que sea de interés para Líbano, no seré un obstáculo a un acuerdo israelo-Iibanés".La aprobación israelí del acuerdo, sin embargo, "no depende de las aclaraciones solicitadas", según han manifestado fuentes gubernamentales, lo que significa que la suerte está echada, informa .Sólo dos de los 19 miembros del Gabiente se negaron a suscribir el acuerdo. Los dos ministros que votaron contra lo pedido por Menájem Beguin, fueron, como estaba previsto, Ariel Sharon ex ministro de Defensa y actualmente ministro sin cartera, y Yuval Neeman, representante en el Gobierno del partido ultranacionalista Tehiya.

Para Sharon, el acuerdo "trae rá pronto o tarde los proyectiles de los katiuskas sobre nuestras localidades del norte de Isarel" El que fuera ministro de Defensa cuando se inició la ocupación de Líbano condena lo que considera un abandono de Saad Hadad y manifiesta que "al sacrificarle no sólo hemos traicionado nuestra palabra y-sacrificado a un aliado fiel sino que hemos sacrificado también la credibilidad y la seglu ridad de Israel".

A pesar del resultado de la votación, bastantes ministros comparten las impresiones de Sharon y Neeman. La explicación de un voto mayoritario a favor de un acuerdo tan poco satisfactorio a sus ojos puede tener una doble explicación. Por una parte, que los tres hombres fuertes del Gabiente -Beguin; el ministro de Asuntos Exteriores, Isaac Shamir, y el de Defensa, Moshe Arens- no desean correr el riesgo de una ruptura con EEUU, y, por otra, el efecto de la llamada fatiga de la guerra.

Parece que Shultz ha advertido seriamente a los dirigentes israelíes, según las instrucciones de Ronald Regan, de que un no al proyecto de acuerdo implicaría una grave crisis en lilas relaciones norteamericano-israelíes y cuestionaría la alianza no escrita de EE UU y el Estado hebreo. El secretario de Estado también habría ofrecido a los israelíes un regalo: levantamiento del embargo sobre los F-16, colaboración en la producción del avión Lavi, suspensión de las restricciones sobre las exportaciones de aviones de combate Kfir y Lavi, relanzamiento del acuerdo estratégico, etc.

Beguin y Shamir han seguido el consejo de Arens, que dejó la Embajada de Washington para hacerse cargo de la cartera de Defensa. El ex embajador, aunque escéptico con respecto a tanta magnanimidad norteamericana, está convencido de que Reagan no dudaría en sancionar seriamente a Israel si fracasa la misión de Shultz.

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En cuanto a la fatiga de la guerra cabe decir que es un sentimiento muy difundido desde hace meses entre el pueblo israelí. La guerra larvada de Líbano, donde los soldados israelíes están constantemente a merced de un enemigo invisible y donde la pérdidas son cotidianas, mina la moral del Ejército y de la retaguerdia.El presidente nortearnericano, Ronald Reagan, calificó ayer el acuerdo como "un significativo paso adelante" para garantizar la seguridad en la región y para conducir "a la restauración de la soberanía de Líbano sobre todo su territorio, al mismo tiempo que asegura que el sur libanés no será utilizado como base para actividades hostiles contra Israel".

La URSS, por su parte, condenó el plan calificándolo de "conspiración entre Estados Unidos e Israel", según un despacho de la agencia oficial Tass.

"Israel y Estados Unidos intentan imponer en Líbano un plan de obstáculos para esclavizar a los libaneses y a los palestinos", señaló la ¡agencia Tass, agregando que el plan puede provocar el desinerribramiento de Líbano, permitir la presencia militar israelí en el sur del país y el mantenimiento de los marines norteamericanos.

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