El éxito sereno de los españoles
Frente a las representaciones de las óperas más veces degustadas el recuerdo suele tomarse muy selectivo, para alojar solamente a lo extraordinario. Creo que esta nueva Traviata de la vigésima temporada operística de Madrid, será "la Traviata de Juan Pons". Nuestro bantono, en un momento artístico impresionante, con voz poderosa, redonda, con prestancia escénica, compuso un germont admirable. Sus intervenciones arrancaron las respuestas más entusiastas de un público, generalmente complacido con la representación, pero que limitó el éxito a dimensiones serenas.La gran protagonista de la ópera de Verdi, uno de los personajes más y mejor definidos del teatro lí rico, fue encarnada por la soprano Catherine Malfitano, felicísima en la escena compartida con Pons en el acto sergundo y convincente también en el último, donde consiguió hacerse aclamar. Problemas de fiato no impidieron la sensación de que domina el papel, con afinación segura y estudiadas matizaciones (incluso quizá exagerada en algún momento), para acentuar sus perfiles dramáticos, que la Malfitano no limita a lo vocal.
La Traviata, ópera en tres actos, música de Verdi, libro de Piave
Catherine Malfitano (soprano), Nazareno Antinori (tenor), Juan Pons (barítono), María Uriz (mezzo), Dolores Cava (soprano), Piero de Palma (tenor), Vicente Estéve (barítono), Juan P. García Marqués (bajo), Giovanni Foiani (bajo). Coro y Ballet titulares del Teatro de la Zarzuela. Orquesta Sinfónica de Madrid. Director Musical: José María Cervera. Director de Escena: Horacio Gutiérrez Aragón. Teatro de la Zarzuela, Madrid, 4 de mayo de 1983.
El Alfredo de Nazareno Antinori quedó un tanto endeble, -se diría que tímido- escénicamente, y creo que también por debajo, en lo vocal, en las posibilidades del papel para prender a la audiencia: la innegable musicalidad de su línea de canto resultó algo deslucida por la cortedad teatral.
La Traviata es una ópera a tres, pero no dejaremos de mencionar positivamente a los cantantes españoles María Uriz, Dolores Cava, Vicente Esteve y García Marqués, que se repartieron con Giovanni Foiani y el veterano y admirable Piero de Palma los papeles secundarios. Completaron el elenco José Manzaneda, Adelardo Curros y Jesús Valderrábano. El Coro quizá no alcanzó en esta representación las virtudes logradas en otros trabajos.
Después de la maratón Kiu, la Orquesta Sinfónica de Madrid reveló la flexibilidad que posee para alternar, en pocas fechas, mundos estéticos ertormemente diversos. Como la Sinfonía Incompleta al concierto, es La Traviata a la ópera: música bien sabida, de aparente sencillez, pero cuya desnudez y nobleza deja todo a la vista y compromete máximamente a los intérpretes. Respondió muy bien el conjunto de La Zarzuela.
El director musical, José María Cervera, justificó ampliamente su doble presencia en el cartel de esta temporada. Su Verdi tiene vibración, aliento cantable y una expresividad honda que, no obstante, se vierte con irnesurada contención. La batuta respiró con los cantantes, pero se aplicó al compás con más rigor del que otras veces se advierte en este repertorio a menudo dirigido desde el escenario.
Babelia
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