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Lluís Pasqual considera que un teatro nacional no debe ser patrimonio exclusivo de Madrid

Tomàs Delclós

El recientemente nombrado director del Teatro Nacional María Guerrero, Lluís Pasqual, manifestó a este diario que uno de sus máximos objetivos es dar sentido al hecho de que se trata de un teatro público, de un teatro nacional y que debe sentirse como tal, a pesar de que físicamente esté ubicado en Madrid. Autonomía artística, racionalidad económica y justificación cultural son los criterios básicos que regirán su programa.

"No llego con ninguna idea preconcebida. Unicamente con la voluntad de hacer teatro lo mejor posible y de rentabilizar culturalmente la institución, que a nadie pueda parecerle un despilfarro su existencia". Siempre asumiendo plenamente la condición pública y estatal del centro, Pasqual piensa en una política de coproducciones con otras instituciones teatrales públicas existentes en España. Sobre la eventual creación de una compañía estable, Pasqual no tiene una decisión tomada. "La compañía estable tiene la ventaja de facilitar la adquisición de un lenguaje común entre sus miembros. En este sentido es beneficiosa. Sin embargo, un teatro nacional ha de dar alternativas para dirigir y actuar a mucha gente".Acerca de la colaboración con profesionales de otros países, Pasqual considera que lo importante es hacer un buen teatro y no excluye esta colaboración, siempre que la misma no suponga un olvido injusto de los profesionales españoles del sector. Pasqual confía en la racionalización de la gestión de los teatros nacionales por parte de la Administración y en tener una total autonomía artística. "Es muy importante la creación, ya realizada, de una unidad de producción que agrupará a los ballets nacionales, al teatro de la Zarzuela y al María Guerrero. Los directores de estos centros formaremos parte del Consejo Nacional del Organismo Autónomo Festivales de España y Teatros Nacionales. Esto permitirá la racional distribución de los fondos económicos adjudicados a los ballets y teatros nacionales y una perfecta interrelación a la hora de las programaciones". El dinero se distribuirá de acuerdo entre todos, desterrando la vieja costumbre de perseguir más presupuesto a base de ser diligente en la tarea de pasillos.

Una de las condiciones que puso Pasqual a la hora de aceptar el cargo de director del María Guerrero fue la publicación de un estatuto interno que reglamentara el funcionamiento de los teatros nacionales. "Es verdad que lo pedí pero, también es cierto, que ya estaba en fase de elaboración. Desde Adolfo Marsillach a Nuria Espert, ha sido reiterada la petición de este estatuto por parte de los distintos directores que ha tenido el centro. Ellos han sido los impulsores del mismo".

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