Una distinción a Heinrich Böll desata una polémica en la RFA
El proyecto de conceder al novelista y premio Nobel alemán Heinrich Böll el título de hijo predilecto de Colonia (República Federal de Alemania) ha desatado una viva polémica entre conservadores y progresistas representados en el Ayuntamiento de esta ciudad renana.Los concejales democristianos se han negado, según el diario Frankfurter Rundschau, a que en la distinción se señalen, junto a los méritos literarios de Böll, su condición de valiente defensor de la libertad de opinión y de observador socialmente comprometido de la realidad, como proponían los socialdemócratas.
Las críticas del autor de Las opiniones de un payaso a algunas leyes especiales gravemente restrictivas de las libertades individuales, utilizadas en el pasado en la lucha contra el terrorismo, dio lugar en su momento a una campaña contra su persona.
Algunos sectores conservadores llegaron a acusar al católico Böll de simpatizar públicamente con los terroristas de la banda Baader-Meinhof, de la que luego salió la fracción del Ejército Rojo, y ciertos medios de Prensa no perdieron ocasión de difamar al escritor.
La piedad demostrada por Böll hacia las personas de los terroristas capturados y sus críticas a las condiciones de detención en que se encontraban en la prisión de alta seguridad de Stammheim fueron deliberadamente malinterpretadas como coincidencia con sus planteamientos ideológicos.
Tampoco han perdonado muchos a Böll la denuncia que hizo en alguno de sus libros, como en El honor perdido de Katharina Blum -novela trasladada a la pantalla con gran éxito por su compatriota Volker Schloendorff-, de los métodos utilizados por la Prensa sensacionalista para hundir a un inocente.
La polémica en el Ayuntamiento de Colonia, en el que los socialdemócratas cuentan con un escaño más que los democristianos -pero se necesita una mayoría de dos tercios para aprobar la concesión de un títuio como el solicitado para Böll-, constituye un eco tardío de aquella discusión.
Böll, próximo a cumplir 65 años, se había considerado honrado con una distinción que hasta ahora sólo tenían pocas personas; entre ellas, el fallecido primer canciller federal, Konrad Adenauer, y el ex presidente Theodor Heuss.