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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La Mostra de Cine de, Venecia se despide con un acto de apoyo al pueblo palestino

Un coloquio sobre el genocidio del pueblo palestino, organizado al margen del festival por un grupo de cineastas italianos, entre los que también se encuentra el director de la Mostra, Carlo Lizzani cerrará prácticamente los actos de este 50º aniversario del certamen cinematográfico más antiguo del mundo. Se recupera así en parte la clara con ciencia política que definió a Venecia frente a los festivales de Cannes y Berlín, y que se perdió porque la Democracia Cristiana italiana no toleró que los cineastas utilizaran la tribuna del festival para denunciar sus problemas y los de la política general del país, lo que fue, en cierto modo, el origen de su crisis, de sus interrupciones y de su ambigüedad presente.

Algo importante, sin embargo, ha perdido el Festival de Venecia en el transcurso de esas polémicas. Hemos tenido ocasión de comprobarlo este año al ver un buen número de películas norteamericanas fabricadas por los grandes estudios, que antes eran exclusivas del Festival de Cannes. El propio Boleán Oficial de Venecla añora hoy lo original de su viejo festival al recordar la detención sufrida en 1968 por su entonces director, Luigi Chiarini, contestado por quienes le consideraban poco sensible al cine de los nuevos tiempos y a la necesaria reestructuración del festival, que debía convertirse en la plataforma de las reivindicaciones sociales más ambiciosas. Se lamenta también el boletín de la intransigencia de aquellos años, que condujo, tras muchos incidentes, a la ambigúedad de la época.¿Qué hace, por ejemplo, en esta Venecia, Blader Runner, el último título de Ridley Scott, el famoso director de Alien? No necesita del lanzamiento de un festivál una película que, como ésta, tiene ya aseguradaisu comercial zación, independientemente de sus posibles valores, por otra parte, muy discutibles. Porque Scott ha rizado ya el rizo de sus pretensiones al colocar en una época futura -año 2019- per sonajes y- situaciones típicos del cine negro de los años treinta y cuarenta. Aunque en Blader Runner no se dedique el policía de tective protagonista a descubrir al asesino de turno, sí vive los mismos problemas - de cualquier héroe de Chandler o Hammett, al querer identíficar a cuatro ase sinos venidos de otro planeta. La fuerza física de estos malvados es producto de la ciencia del hombre, ya que no son seres humanos, sino robots de apariencia humana, cuya particularidad reside en su ausencia de sentimientos. El proceso de búsqueda de estos asesinos es tan lento y aburrido que no despertó en su proyección en Venecia ni el mínimo aplauso de cortesía. Es tan insis tente la descripción del decorado futurista donde la acción se desarrolla y tan descarada la publicidad subliminal que chntiene, que era difícil dejar de aburrir al público más incondicional, tanto de Scott como de su actor principal, Harrison Ford, famoso ya en el mundo por sus trabajos en La guerra de las galaxias y En busca, del arca perdida.

Miguel Littin, por su parte, presentó en la Mostra Akino y el cóndor, coproducción de Nicaragua, Cuba y México, donde han intervenido, además, técnicos chilenos y costarricenses, en un intento de coordinar las distintas propuestas cinematográficas de los países latinoamericanos. Alsino y el cóndor es la primera producción netamente nicaragúense. Distintos testimonios reales van salpicando la historia de un niño que, en plena guerra, debate otra batalla, más íntima, por su digna supervivencia. El director de Actas de Marusia y La viuda de Montiel no ha evitado tampoco en esta ocasión su afición por mezclar lo real y lo imaginario y trascender así el documento desapasionado.

Más sensata fue la proyección de la película de Erich Rohmer, Le beau mariage, que había sido rechazada en el último Festival de Cannes, sin que hasta ahora se nos alcance la razón de aquella arbitrariedad. Porque si bien Rohmer no es capaz ya de sorprender, conserva un sutil humor narrativo que hace divertida la! historieta de su ingenua protagonista, una muchacha de veinticinco años, dispuesta a encontrar marido al estilo de aquellos tiempos en que el sexo sólo aparecía en la noche de bodas. No es, como se ve, un planteamiento apasionante, ni Rolimer sabe narrarlo, más que a base de secuencias que comienzan siempre en un saludo y acaban en una despedida, pero tal simpleza a veces parece sencillez y, una vez acostumbrados a la monotoiqía, la película ádquiere cierto gracejo. De ahí que su segunda parte mejore respecto a la primera, y la sensación final es que Le beau mariage puede contar en los premios que esta misma noche entregará el jurado, oficial poco antes de la proyección de la película Sorpresa, que vendrá a sustituir a la tan esperada Rolling Siones, de Hall Ahsby, que no se podrá proyectar finalmente tras la decísión de las autoridades de Venecia.

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