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José Luis Aranguren reivindica la liberación de la ciencia respecto a la política

"El único modo de evitar un conflicto bélico universal es lograr la liberación de la ciencia respecto a la política. Para que la ciencia fuera más moral yo pediría simplemente que buscase una regulación interna propia que sirviese para la liberación del hombre, esto es, un voto para que la ciencia se conserve en moral", manifestó José Luis Aranguren en en la apertura del curso sobre Humanismo, Ciencia y Etica que se celebra en la Universidad de Salamanca.

Los asistentes subrayaron los buenos deseos de Aranguren para que la tosquedad de la aplicación bélica de la investigación y el voluntarismo pacifista logre variar el rumbo de la ciencia para que continúe su progreso.

José Luis Aranguren sostuvo que en la ética de la ciencia existe una doble dimensión. La que plantea unas reglas internas de la investigación, del modo de hacer científico, en cierta manera lógicas y morales, y la segunda, extrínseca, la de la propia moral del investigador. "Nos estremece el sometimiento de la ciencia a la inmoralidad. El primer problema moral que plantea la ciencia es el de su supeditación a la política y a la economía".

La dificultad de hacer ciencia en España

"Pretender en nuestro país hacer ciencia es muy bonito, pero imposible", manifestó. Tras la guerra de Vietnam, la investigación se hace bajo el dominio de los departamentos de Defensa y de Estado de EE UU, y de sus simétricos en la URSS, y a ellos se une, según el profesor, "el autoengaño de muchos científicos que se consideran independientes".El profesor Aranguren, por otra parte, se refirió a la inexistencia de científicos, "salvo en Biología. Comte realizó una previsión extraordinaria, al darse cuenta de que la ciencia no se legitima por sí misma, sino por el rendimiento que se puede obtener de ella, por la tecnología", por lo que les denominó a lo largo de su conferencia tecnocientíficos.

Sin embargo, la solución presentada por el profesor a lo largo de su intervención para, la situación de la ciencia no fue compartida por algunos de los alumnos del curso.

José Luis Aranguren propuso la creación de un amplio movimiento pacifista -"un Estado democrático es, por tanto, pacifista"- el abandono por parte de los tecnocientíficos de la línea actual de su trabajo -"la aplicación bélica es una tosquedad y no les puede satisfacer"- apoyado en la creencia de que el homo científicus no aspira a la dominación del mundo.

Miguel Angel Quintanilla, director del curso, que destacó la importancia de que el profesor Aranguren se haya pronunciado públicamente en este sentido, añadió que, según él, "para que el poder tenga rentabilidad de la ciencia tiene que dejar a ésta un pequeño margen de libertad que es precisamente el que podría volverse en contra de ese poder".

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