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El Mundial de Fútbol no puede con la afición pamplonica

A las 12 del mediodía de ayer el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Pamplona, Patxi Zabaleta, miembro de la coalición abertzale Herri Batasuna, prendió fuego a la mecha del cohete anunciador de los sanfermines-82. Previamente, Zabaleta, que se encontraba visiblemente nervioso y emocionado, se había dirigido a los miles de personas que se encontraban en la plaza consistorial con unas breves palabras: "Iruñarrak, gora San Fermín". "¡Pamploneses! ¡Viva San Fermín!".

La fiesta de Pamplona, que inició ayer su singladura, no parará hasta el día 14 de julio, cuando termine, con el tradicional Pobre de mí, a las veinticuatro horas de ese día. Hasta entonces todo será un continuo festejo, fundiéndose el día con la noche, y a la que ni tan siquiera el Campeonato Mundial de Fútbol va a afectar. Incluso, el horario de la corrida de toros de próximo domingo, día 11 de julio, que coincide con la final del Mundial, no se va a modificar.Ayer, a la misma hora de chup nazo, tres individuos, uno de ellos con el tradicional pañuelo rojo aunque en este caso cubriéndole la cara, protagonizaron su particular chupinazo y perpetraban un atraco en una oficina del Banco Español de Crédito, situada a unos 250 metros de la plaza del Ayuntamiento obteniendo un botín que podría acercarse a los ocho millones de pesetas. Los atracadores actuaron con inusitada rapidez, dándose a la fuga a pie por las atiborradas calles de Pamplona.

Patxi Zabaleta, después del chupinazo, diría que en el momento de lanzar el cohete le pareció "estar en medio de una cosa entrañables para todos nosotros". "Es algo mítico, como un rito. Siento mucha ilusión y mucha alegría de haber podido tirar el cohete una vez en la vida", dijo.

Antes, a las nueve, el alcalde de Pamplona, Julian Valduz, había declarado a Radio Nacional, al abrir el programa De costa a costa, que "Pamplona, al sonar el estampido del cohete, se convierte en la casa de todos, en la marea blanca, roja y llena de luz". "Pamplona, en este instante", dijo, "se convierte en hospicio universal, en albergue infinito donde caben lenguas, razas y sentimientos dispares, pero no por dispares enfrentados". Para el alcalde pamplonica, "San Fermín, mundial más que el Mundial, hará posible que todos esteís con nosotros". "Amigos de España, por una vez", concluyó Julian Valduz, "por un día quiero sentirme, sin que suene a presuntuoso, alcalde de todos porque sé que estais aquí, junto a Pamplona entera, anudados con el inmenso pañuelico rojo de San Fermín".

Media hora antes de cohete la plaza del Ayuntamiento se encontraba abarrotada de público, así como las calles próximas a la misma. Eran miles y miles las personas que querían ver el tradicional chupinazo, en medio de un calor sofocante, que en muchas ocasiones se calmaba con duchas de champán. El grito de "San Fermín", "San Fermín" atronaba la plaza. Varias ikurriñas eran portadas por el público, manifestando así su protesta por el acuerdo adoptado por el Ayuntamiento de Pamplona de retirar la ikurriña del balcón de la Casa Consistorial, acuerdo que fue rectificado segundos antes del mediodía por concejales de Herri Batasuna y del PNV, que desplegaron en uno de los balcones del Ayuntamiento, otra ikurriña, en medio de fuertes aplausos. Al mismo tiempo, una persona de entre las que se encontraban en la plaza soltó una paloma blanca al aire.

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