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Dificultades técnicas y económicas provocan el cierre de la Sala Cadarso

Era un centro habitual para las representaciones del teatro independiente

La sala Cadarso, en la que los madrileños pudieron ver en los últimos años setenta los mejores espectáculos de los grupos de teatro independiente, cierra definitivamente por decisión de la Asociación Caballo de Bastos, que llevaba su gestión. Dificultades técnicas y económicas, escasez en las subvenciones oficiales y un cambio paulatino del gusto del público son algunas de las razones que han llevado a la sala a ser "obsoleta y antirrentable", en palabras de representantes de la asociación, y que convierten su cierre en un síntoma de los cambios en curso en el teatro español.

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"La sala Cadarso es antieconómica, insuficiente y nos ha dado pérdidas en los últimos años", dice Saul Rodríguez, uno de los miembros de la Asociación Caballo de Bastos. "Con trescientas butacas, sin escenario, con un límite de tres metros de altura para los montajes, y un alquiler mensual de 325.000 pesetas; con una subvención de dos millones para la programación normal; sin infraestructura, y con la crisis del teatro pobre que ya no necesita el público, no nos ha quedado más remedio que cerrar"."Yo creo que detrás del cierre de la sala Cadarso", dice Saul Rodríguez, "está la crisis del teatro, que al llamado teatro independiente le afecta más. En España, a mi modo de ver, ni guionistas, ni directores, ni actores, han estado a la altura del cambio: se siguen haciendo las mismas cosas que durante el franquismo, en clave política, y al público ya le aburren. El Festival Internacional de Teatro tenía esa función, la de enseñar especialmente a los autores en qué onda están fuera, y por ahí, las posibilidades del teatro no comercial, que fuera de España son bastante reales".

"Por decirlo de alguna manera", sigue diciendo Saul Rodríguez, "ese genio que fue Bertold Brecht nos ha dejado como en unajaula. La culpa, por supuesto no la tiene el dramaturgo, pero los que le siguen ya no gustan al público como en otros momentos".

"Ahora, con la existencia de algunas salas con mejores condiciones, somos incapaces de competir. De diez espectáculos, siete no caben, y a dos no les interesa venir a porcentaje con una sala de trescientas butacas... Además habíamos intentado hacer algunos cambios, pero sus propietarios, el Hogar del Empleado, se negaron finalmente a permitir las obras".

Proyectos inmediatos

De sus proyectos inmediatos sólo está seguro el que va a hacer seguir el Festival Internacional de Teatro, cuya próxima edición será la tercera. Los otros, el intento de compra del frontón Madrid, o el montaje de una carpa móvil para poder construir espacios escénicos cambiantes están un poco en veremos. Sobre estos temas, Ramón Cercós, subdirector general de Teatro, sobre quien recaen algunas de las culpas del tema -con dos millones de subvención no se puede programar un año en una sala de estas características- asegura que "el ministerio está dispuesto a ayudar por dos vías: primera, mediante informe positivo al Banco de Crédito Industrial; luego, directamente, con cargo al presupuesto de inversiones reales, si es que esta subdirección general cuenta con el mencionado presupuesto, que este año no ha tenido. En cuanto a las subvenciones por otros conceptos, nosotros sabemos que son muy escasas, pero no disponemos de suficientes medios. El año pasado se pidió una cifra que quintuplicaba la anterior. Lo que nos dieron era inferior , y no sólo en cantidades comparativas, sino en cantidades reales.Otra parte de culpa recae sobre los autores teatrales, o mejor, sobre los "teatreros independientes", que parecen haber perdido el tren, y que era a los que, durante los últimos años, se venía dedicando la sala Cadarso. Fermín Cabal resume su punto de vista, diciendo que "la sala habría que mantenerla por pura arqueología, pero por poco más. Pero no estoy tan de acuerdo: lo que sí ha ocurrido es que hay otras salas, algunas municipales, otras, como el Olimpia, del mismo tipo y, por fin, algunos empresarios como el del Marquina, que están dando paso a programaciones más abiertas".

"En cuanto a los grupos independientes", sigue diciendo Fermín Cabal, "hay dos temas: uno, la consolidación de los de Barcelona y desaparición de Madrid. Otro, la no aparición de grupos nuevos, con la fuerza con que lo hicieron en los sesenta y setenta. Creo que habrá razones sociológicas que lo expliquen, pero una sala como la Cadarso es correcta para grupos que se estén dando a conocer, más que para los que ya están profesionalizados. Los que ya lo están, que siguen haciendo, y muy bien por cierto, cosas en su línea de siempre, se van por otros circuitos. Y en cuanto a las técnicas teatrales, yo creo que los españoles estamos bastante en onda con esa vuelta al realismo que se ve en Europa".

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