Recuperacion de un exiliado

Tac tac

Guión y dirección: Luis Alcoriza.

Fotografía: Carlos Suárez. Productor ejecutivo: Héctor Delgado. Intérpretes: Beatriz Elori, Angel Alcázar,

Amparo Soler Leal. Héctor Alterio, Fiorella Faltoyano. Coproducción hispano mexicana, 1981. Drama.

Local de estreno: Paz.

En los últimos años han comenzado a llegar, esporádicamente, algunas películas del cineasta español Luis Alcoriza -Presagio, Mecánica nacional, Las fuerzas vivas-, que, aunque rodadas en México, con actores y problemas mexicanos, estaban claramente enraizadas en circunstancias que también afectaban a los españoles, que tenían incluso en la realidad de nuestro país su más clara inspiración.

Otras películas anteriores de Alcoriza -Tiburoneros, Tlavuean, Tarahumara...- habían sido exhibidas en circuitos de cineclubes, algunas de televisión, pero no terminaban de ofrecer una imagen general de este cineasta, al que sorprendió la guerra civil fuera de nuestras fronteras cuando trabajaba como actor en la compañía teatral de sus padres, amigo desde entonces de Buñuel, para quien escribió algunos de sus mejores guiones (Los olvidados, El, El río y la muerte, El ángel exterminador, entre otros), director de sus propias películas desde 1960, año en el que decidió que su cine no tenía cabida en España, ya que los estrechos márgenes de libertad expresiva de nuestro país hubieran impedido la existencia de una obra como la suya.

Alcoriza ofrece en sus películas una perspectiva mordaz sobre la realidad de nuestra sociedad: el papanatismo religioso, la miseria cultural de la clase media, la represión del sexo, el subdesarrollo de las arcaicas costumbres que aún permanencen, la explotación económica de los débiles, son algunos de los aspectos que Alcoriza, con su humor que roza tanto el astracán como el melodrama, ha desarrollado en una filmografía que alcanza ya cerca de los veinte títulos.

Ahora ha dirigido su primer filme español, Tac tac, que distancia bastante del resto de su obra, al menos de la que conocemos con más facilidad. Er. lugar de la crónica coral propia de sus títulos anteriores, ha optado por un drama de pocos personajes, de moraleja única, íntimo y, como antes se decía, psicológico, obligado quizá por la necesidad de reducir presupuestos, de adaptarse a las escasas posibilidades que nuestra industria cinematográfica ofrece en este momento.

El resultado no está a la misma altura. Incluso el humor, tan característico en todas sus películas, florece aquí de forma excesivamente sutil, anónima, con tanta timidez que casi no existe. La complejidad dramática de sus otras películas de aquí pasó a una historia de estructura muy elemental, previsible, obvia. No es Tac tac una película del Alcoriza de costumbre, sino la obra de un director experto pero desorientado.

El drama de las violaciones que muchas mujeres sufren en el mundo queda reducido en Tac tac a la historia personal de una joven dinámica y moderna (que Beatriz Eloria interpreta con demasiadas sonrisas), víctima de la violencia sexual de un macho intransigente (al que Angel Alcázar aporta verosimilitud y ternura) del que puede vengarse fríamente, con medios que no están al alcance de las demás mujeres. La excepcionalidad de su situación profesional debe ser justificada por Alcoriza con una historia paralela que no aporta demasiado sentido, que no interesa suficientemente, despegándose de la raíz de la obra.

Película discursivaEs curioso ver cómo la libertad de creación de Luis Alcoriza ha dado aquí paso a un guión que no quiere dejar suelto ningún cabo. Esa sumisión obliga a una película discursiva donde los personajes definen sus posturas ante la vida en conversaciones que debían ser intrascendentes o cotidianas, Tic-tac se transforma así en una carta de presentación del autor, de sus ideas y compromisos, pero a cambio de renunciar a su habitual capacidad de corrosión, a su mordacidad, a su inteligente forma de risa. Siendo, naturalmente, una película digna en muchos aspectos defendible, Tic tac no es más que el prólogo de su carrera española. Alcoriza, uno de los mejores autores del momento, no debe autolimitarse.