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Muestra antológica del pintor sevillano Juan Romero

Hasta el próximo día 24 de mayo permanecerá abierta al público la exposición de obras del pintor sevillano Juan Romero, organizada por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de la ciudad y que ha sido montada en el apeadero de los Reales Alcázares. La muestra pretende ser el inicio de un ciclo municipal de exposiciones en homenaje a destacados artistas locales.La exposición de Romero, que obtuvo el premio de la crítica de la Bienal de París en 1967, se compone de 288 obras, entre óleos, dibujos y grabados, representativas de la actividad del Pintor desde su marcha de Sevilla, en 1956, hasta 1980.

«Vivo muy al margen de la crítica. Yo pinto como una necesidad vital y cuando puedo, procuro estar ajeno a todo. Puede decirse que cuando termino una obra, dejo que haga su vida independientemente de mí, considero ya cumplida mi misión», declaró el pintor a EL PAÍS, subrayando que para él lo importante es ser sincero consigo mismo y añadiendo: «El arte es arbitrario. No me parece lógico que los críticos se rasguen las vestiduras defendiendo un tipo de pintura que mañana van a criticar de acuerdo con su evolución personal».

Nacido en el barrio del Baratillo, Juan Romero marchó a París «con 3.000 pesetas en la cartera y unos veinte cuadros debajo del brazo», buscando nuevos horizontes y huyendo de la penuria artística de Sevilla, donde no había apoyo a la pintura joven, ni galerías donde exponer. «París era mi meta, pero me surgió un tremendo problema personal: que nunca logré adaptarme a la vida francesa. No fue por culpa de los franceses, que se han portado bien conmigo, y hasta me casé con una mujer francesa. Más del 75% de lo que yo pueda saber se lo debo a París. Pero siempre recordaba a España y cuando París dejó de ser el centro artístico mundial, terminé por venirme a Madrid».

Siempre vinculado a Sevilla (aun en los tiempos de más dificultades económicas procuraba venir a las corridas de toros de la feria), Juan Romero no reniega de su formación académica, recibida en la Escuela de Bellas Artes de esta ciudad, «pero la he aprovechado a mi manera». Sevilla está presente en su arte: «Mi pintura no entra en lo que podríamos considerar escuela sevillana tradicional. Pero es sevillana por su ascendencia orientalizante, como la música de Albéniz o la arquitectura de Aníbal González».

Este orientalismo no es algo previsto y deliberado por parte de Juan Romero, sino, curiosamente, una característica que le descubre un pintor centroeuropeo, Paul Klee. A lo largo de su trayectoria artística pueden observarse influencias -nunca desmentidas por él- de Ortega Muñoz, de Dubuffet, del Equipo Cobra. «Hago una pintura completamente intuitiva, poco cerebral, que los críticos consideran naïf o ingenua, pero que está basada en el primitivismo y con un fuerte contenido ornamental y decorativo».

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