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Los países de la CEE, acusados de discriminar a la mujer

Seis de los nueve países miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE) deberán sentarse en el banquillo, acusados por la Comisión Europea de no respetar los acuerdos comunitarios y mantener vigentes legislaciones nacionales que suponen una clara discriminación entre hombres y mujeres.Bélgica, Dinamarca, Irlanda, Francia, Italia y Gran Bretaña, de acuerdo con las directrices de la CEE, han adoptado una legislación específica contra la discriminación por razón de sexo, pero cuando la Comisión Europea la ha estudiado a fondo ha descubierto que contenía, pese a todo, elementos discriminatorios. Los otros tres Estados comunitarios (República Federal de Alemania, Holanda y Luxemburgo) no corren mejor suerte: han sido apercibidos por la Comisión porque ni tan siquiera han adoptado una legislación específica.

Un estudio detenido de la legislación de los seis países mencionados permite detectar dos tipois de discriminación: la que directamente impide u obstaculiza el acceso de la mujer a la formación profesional o a determinados empleos, y otra, más sutil, que «discrimína» al hombre. Por ejemplo, en Irlanda (y parcialmente en Gran Bretaña), el empleo de comadrona se reserva exclusivamente a las mujeres, lo que evidentemente no supone ningún privilegio para éstas, sino su «promoción» a un trabajo secundario. Nada impide, por ejemplo, que los hombres sean tocólogos.

Caso parecido ocurre en Bélgica, donde las vacaciones en concepto de «educación de los hijos» se conceden sólo a las mujeres. A lo que se ve, sólo las madres deben faltar a su trabajo para acudir al colegio o atender a los niños en vacaciones. Los padres, «con un trabajo más importante», siguen en la oficina. En Italia, la discriminación es igualmente sutil: cuando una pareja adopta un niño, la mujer tiene derecho a tres meses de vacaciones. El marido queda simbólicamente «descargado» de la obligación de «recibir» al bebé.

Los franceses huyen de las sutilezas: directamente se establecen condiciones distintas de acceso a determinados cuerpos de funcionarios estatales según los candidatos sean hombres o mujeres. En Dinamarca, las condiciones de trabajo varían también según el sexo y, en general, en todas partes se paga menos a una mujer que a un hombre.

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