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La dimisión del ministro de Defensa, Weizman, pone en peligro la supervivencia del Gobierno israelí

La dimisión, el domingo, del ministro de Defensa israelí, Ezer Weizman, pone en peligro la supervivencia del Gobierno de Menájem Beguin, contribuye a reforzar el aislamiento exterior de Israel y compromete aún más las negociaciones, actualmente estancadas, sobre la autonomía palestina, que deberían haber finalizado ayer, según la fecha prevista por el tratado de paz de Camp David. El primer ministro, Menájem Beguin, se ha hecho cargo interinamente de la cartera de Defensa.Alegando su oposición a cualquier reducción del presupuesto de defensa israelí -36% del presupuesto nacional-, Ezer Weizman, el más popular de los ministros del Gabinete Beguin, acusó al Gobierno de «causar graves perjuicios al país en todos los aspectos» y de «haber sido incapaz de alcanzar sus objetivos», resumidos en su fórmula electoral «la paz y la prosperidad».

Tanto sus principales colaboradores como el propio Weizman dieron claramente a entender que las reducciones presupuestarias proyectadas «no eran más que la gota que hacía desbordar el vaso ya repleto» de los excesos cometidos por los «halcones» partidarios de la creación de más asentamientos judíos en los territorios ocupados y de una política de «mano dura» de cara a la población árabe.

En el terreno internacional, la dimisión de Weizman, que se produce tan sólo siete meses después de la renuncia de Moshe Dayan ministro de Asuntos Exteriores, y del desplazamiento de Simcha Erlich, ministro de Hacienda, disminuye la credibilidad del Gobierno de la coalición derechista Likud.

Weizman, que, en 1969-1970, se hizo célebre, cuando estaba al frente del Ministerio de Transportes por su extremismo antiárabe -preconizando la destrucción de Jordania para erigir en su lugar el gran Israel-, mantiene excelentes relaciones personales con los presidentes Jimmy Carter y Anuar el Sadat.

Los círculos políticos cairotas han expresado su consternación a los corresponsales israelíes acreditados en El Cairto por la salida del interlocutor privilegiado de Sadat en el Gabinete de Beguin.

Y si en Washington el portavoz del Departamento de Estado se abstuvo de todo comentario, la Administración Carter tiene la impresión de haber perdido su principal aliado en el Gobierno del Likud, un hombre que salvó en varias ocasiones in extremis las negociaciones sobre la paz y la autonomía. El secretario de Defensa norteamericano, Harold Brown, habló largo rato con Weizman por teléfono antes de su renuncia.

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Más significativa aún es la reacción de aIgunas personalidades palestinas como el alcalde de Nablus, Bassam Chakaa, o el de Gaza, Rashed el Shawa, que echó de menos ante los micrófonos de la radio israelí «la salida de un hombre casi moderado». Incluso el Frente para la Liberación de Palestrina (marxista) indicó desde Beirut que la dimisión de Weizman «fortalecía la política anexionista y expansionista» de Beguin.

Los palestinos temen que el ministro dimisionario sea sustituido por Ariel Sharon, actual ministro de Agricultura, simpatizante de movimiento religioso anexionista Gush Rmunim.

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