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Moderado optimismo en el Este de cara a la sucesión en Belgrado

El golpe de Kabul da a la enfermedad del mariscal Tito una dimensión dramática, pero las capitales de los países vecinos de Yugoslavia no son excesivamente pesimistas de cara al desarrollo de los acontecimientos, señalan los observadores.Los riesgos incalculables que acarrearía una intervención exterior en Yugoslavia son el primer argumento en el que se basan las capitales de Europa central para justificar su moderado optimismo.

Los tres países del Pacto de Varsovia vecinos de Yugoslavia -Bulgaria, Rumania y Hungría- desean, ante todo, que la República Socialista Federativa consiga evitar todo pretexto de intervención, manteniendo el orden interno y siguiendo una vía que desde hace más de treinta años es una realidad admitida y aceptada.

Las relaciones entre Budapest y Belgrado son buenas, y si Bulgaria, por su parte, sigue aún reivindicando la región de Macedonia, siempre ha reiterado su apego a la paz en los Balcanes.

Por lo que a Rumania se refiere, sus relaciones con Yugoslavia son, evidentemente, privilegiadas. En cierto modo, se ha formado un eje Bucarest-Belgrado, ya que las políticas exteriores de ambos países coinciden en su rechazo de la hegemonía y su reafirmación de la independencia.

Entre el mar Adriático y Yugoslavia, Albania es el único país socialista que teme una extensión del social-imperialismo soviético. Ayer, Zeri I Popullit, órgano del PC de Albania, señaló que «no permitirá nunca que su país sea utilizado por los extranjeros como base contra Yugoslavia y Grecia. y estaremos al lado de los pueblos yugoslavo y griego en su lucha por la libertad, la independencia y la soberanía».

Refiriéndose a Bulgaria y a las reivindicaciones con respecto a Yugoslavia. el jefe del Partido Comunista de Albania, Enver Hoxha. señala en Zerit I Popullit que aquel país. en su afán de servir a los nuevos «zares soviéticos». está dispuesto a agredir a Yugoslavia.

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Una intervención directa en Yugoslavia no sería fácil, opinan los observadores. No podría contar, por ejemplo, con el efecto de sorpresa, ya que el transporte de unas veinte divisiones no podrá pasar inadvertido.

El único país limítrofe en el que estacionan tropas soviéticas es Hungría, pero sólo cuatro divisiones del Ejército rojo están acuartaladas en el mencionado país. Ni en Rumania ni en Bulgaria hay una sola división soviética; y Rumania. tradicionalmente, siempre se ha negado a permitir el tránsito de fuerzas extranjeras por su territorio.

Por su parte. el director del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres, Christopher Bertram, declaró ayer que no creía que los soviéticos proyectasen intervenir en Yugoslavia. ya que «todo conflicto en la región que separa al Este del Oeste conlleva una amenaza de escalada hacia la guerra nuclear que haría desistir al Kremlim. Los yugoslavos», añadió. «conscientes de los peligros que representan las disensiones internas, cerrarán filas en torno a los sucesores. »

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