Estreno'' de "Alegrías cantata de Marina Romero y García Abril
Difícil, muy difícil, es abordar el tema infantil en música. Más si, como en el caso de Alegrías, de Antón García Abril, se quiere obra grande y a la vez sencilla; se escribe para mayores, pero contando con el niño, haciendo protagonista de la obra a una multitud infantil organizada en coro.Quiso Radio Nacional, en línea con las demás organizaciones radiofónicas europeas, celebrar, el Año Internacional del Niño con una creación importante y significativa. La elección del autor no fue casual, por supuesto. Uno de los primeros triunfos -de los primeros premios- de García Abril fueron las Diez canciones infantiles, sobre poemas de Federico Muelas, en las que el niño era tema, inspiración y modo de acercarse a la tradición popular.
Por otra parte, hay en el espíritu de García Abril una tendencia entusiasta hacia lo infantil, y en esto recuerda a García Lorca, por el que siente el músico turolense tan especial devoción. Nadie está vivo sin niños, escribió Dionisio Ridruejo, y García Abril asume la afirmación a modo de divisa o enseña.
Hacía tiempo que Antón García Abril había conocido Alegrías, libro de poemillas, entre lorqueños y albertianos, como acertadamente señala Alvaro Marías en su nota de programa. A la hora de abordar su cantata-divertimento, García Abril no duda en llevar al pentagrama alguna de estas alegrías. Dispone una amplia masa vocal infantil y un narrador, también infantil, al lado de una solista mezzo y una amplia orquesta.
El canto coral fluye fácil, lírico, sencillo, sin caer en lo naif, y la orquesta se carga de sonoridades brillantes, de armonías incisivas, de poéticos claro-oscuros muy bien planteados y resueltos.
Si la materia es, en definitiva, una suma de canciones, todas se insertan en dos tipos de unidad: la narrativa y la estilística. En Alegrías se suceden muchos temas, infinitas melodías, pero todas ellas obedecen a unos principios estructurales, interválicos, cadenciales, capaces de ensamblar el todo, de ceñirlo a una ideología musical de base. Gracias a una serie de puentes instrumentales, los diversos fragmentos quedan unidos con naturalidad, de modo que la línea continua no se pierde a pesar de la variedad motívica.
En suma: yo diría que Alegrías es la versión madura, grande y ambiciosa del pensamiento que animara las «canciones» de Muelas o los pregones de Lorca. Probablemente, desde Así cantan los chicos, de Guridi, en su versión con orquesta, no se había producido una composición de tema infantil comparable a la de
García Abril, con la ventaja de que los versos de Marina Romero -tan conocida a través de su antología «Paisaje y literatura de España en los escritores del 98»son muy superiores en sus valores poéticos y en su actitud ante la temática infantil.
Las Escolanías de Nuestra Señora del Recuerdo y de la Sagrada Familia (que dirige César Sánchez), la siempre espléndida Norma Lerer -bella voz, carga expresiva- y el recitador Antón García-Abril Ruiz, seguro, nada convencional, pleno de naturalidad, sirvieron, con la Sinfónica de RTVE, bajo la dirección excelente de Odón Alonso, un estreno ejemplar. No parecía sino que Alegrías se hubiera cantado muchas veces y pertene.ciera ya al repertorio. Triunfo completo y justificado, precedidode una preciosa versión de la Sinfónica de los juguetes, de Leopoldo Mozart, en la que las alumnas del colegio Carmen Cabezuelo, que prepara Elisa María Roche (una de nuestras jóvenes y valiosas pedagogas), tocaron los instrumentos infantiles de forma maravillosa.
Hay que elogiar también la atractiva edición de los textos en un folleto dibujado por Sigfredo de Guzmán y Gimeno. Intérpretes, y autores de Alegrías recogieron largas aclamaciones. Fue un concierto navideño absolutamente modélico.
Babelia
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