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Estreno de "El corazón del bosque", de Gutiérrez Aragón

Declaraciones del realizador

Ayer se estrenó en Madrid el último largometraje de Manuel Gutiérrez Aragón, El corazón del bosque, con Angela Molina y Norman Briski en los papeles protagonistas.

«Los hechos de El corazón del bosque», declara Manuel Gutiérrez Aragón, «son reales y, sobre todo, son reales en la minucia, en los objetos de diario, en las relaciones... La leche en el prado, la señal del pájaro, los signos del bosque, el maizal, las botas reaparecidas, el aviso por medio de un ladrido... Todo eso forma una especie de Ienguaje secreto". El lenguaje sirve para ocultar a la misma velocidad con la que sirve para comuni dad con la que sirve para comunicar. »La película narra las andanzas del maqui. La acción transcurre en el bosque, elemento natural que adquiere un papel destacado, si no predominante, en el filme. Sobre el bosque responde el director y guionista: «Hay una concepción dominguera del bosque: un sitio idílico. Y no. El bosque, para los que viven en sus lindes, es amigo y enemigo. A los maquis les derrotó, sobre todo, el mismo bosque que los cobijaba. Se pusieron tuberculosos de la humedad, padecían sarna. »

«Metafóricamente, el bosque es donde los niños -nosotros- se pierden. Pero también es el sitio en que se consigue matar el miedo. En el bosque del miedo está perdido el protagonista.»

«En El corazón del bosque», añade el realizador, «hay una traición. El militante nuevo traiciona al viejo luchador. La hermana traiciona al hermano para salvarle la vida. El cuñado traiciona al cuñado para salvar a la esposa. Me gustan los traidores. La traición es una forma civilizada de hacer la historia.»

«Cuando la abuela cuenta historias al nieto junto al fuego de la estufa de butano, narra cien hechos diferentes. Pero siempre del mismo modo. En esa morfología está la realidad y la irrealidad. Y, sobre todo, sucesos cotidianos y remotísimos: una princesa cuyo nombre y reino ignoramos, pero que amasa el pan como se amasa aquí, en casa. Ogros, príncipes huidos, caminos secretos cuya clave sólo posee una niña, guardias civiles, maquis.... ¿por qué no?»

Sobre la labor de interpretación de la actriz, Angela Molina, el director señala que «hay actores que para rodar, por ejemplo, una escena de amor tienen que inventarse el personaje y saber cuáles son sus pérfidas relaciones con su madre y qué clase de amante era su padre. Yo prefiero a los actores huérfanos.»

«Otros actores -Angela- parten siempre de la escena. Es la escena misma la que sugiere lo que tiene que hacer. Para rodar una escena de amor hay que saber qué objetivo hay en la cámara, qué plano viene a continuación, si se ve la puerta abierta o cerrada, si por la ventana entra el sol ... »

«Algunos dicen que El corazón del bosque, como Habla, mudita, son películas que parecen soñadas. Un personaje se echa a dormir bajo un árbol o en su cama de niño y sueña el resto del filme.»

«Algunas películas son más bien metafóricas», añade Gutiérrez Aragón, «incluso en aquellos casos en que parecen testimoniales. Un mono puede contar una historia una historia es una escena seguida de otra escena, indefinidamente Los animales sueñan, luego se cuentan historias. Pero no metaforizan la realidad. Borges puede soñar que es como un tigre, pero el tigre no puede soñar que es como un Borges. »

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