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El Ejército iraní recobra la ciudad kurda de Paveh

Fuerzas del Ejército iraní reconquistaron ayer la ciudad de Paveh, siguiendo órdenes del ayatollah Jomeini, con el fin de aplastar la insurrección de autonomistas kurdos.

Por otra parte, el líder iraní dirigió ayer una seria advertencia a grupos que se oponen a su política, declarando que se había cometido un error: «No haber prohibido todos esos partidos y frentes de oposición, roto sus plumas, montado horcas en las plazas principales, atajado el paso a todos los corrompidos y conjurados. Si así hubiésemos obrado no nos encontraríamos ahora con los problemas que tenemos».Según una información difundida por una emisora de Teherán, fuerzas del Ejército, apoyadas, desde el interior de Paveh por guardias islámicos, consiguieron reconquistar la ciudad y aplastar a las fuerzas kurdas que desde hace días habían conseguido el control de la ciudad.

La ofensiva de las fuerzas iraníes sobre los autonomistas kurdos siguió a un ultimátum lanzado por Jomeini al Ejército a quien haría responsable de lo que sucediera en el futuro si no se conseguía aplastar la insurrección kurda en un breve plazo de tiempo, aunque para ello se emplearan todos los medios bélicos necesarios.

Precisamente, este ultimátum dado en términos drásticos, onginó una respuesta inmediata del líder religioso kurdo, jeque Ezzeddine Husseini, quien recomendó tanto al ayatollah Jomeini como al Gobierno de Teherán que «revisaran su política antes de emprender acciones precipitadas». Husseini, afirmó tajantemente que el responsable de las matanzas de Paveh es el Gobierno de Teherán, «al imponer una guardia no local».

En tanto la situación kurda está sometida a un impasse, Jomeini ha hecho una serie de llamamientos a la población para que esté alerta contra los opositores al régimen y afirmó que estaba dispuesto a trasladarse desde la ciudad santa de Qom hasta Teherán, para hacerse cargo del Gobierno «con el fin de silenciar a los opositores y alteradores».

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La rebelión kurda

Los primeros desórdenes serios en la región del Kurdistán irani, tras el derrocamiento del sha, comenzaron en marzo pasado entre fuerzas islámicas adictas a Jomeini y grupos rebeldes kurdos de aspiraciones independentistas.

A pesar de las negociaciones llevadas a cabo personalmente por el ayatollah Taleghani, reputado como el más liberal de la jerarquía chiita, el balance de víctimas fue de varios centenares.

El contencioso, por aquellas fechas, se solucionó con la promesa del Gobierno de Teherán de conceder progresivamente una autonomía limitada a los kurdos.

A pesar de los esfuerzos negociadores y las promesas gubernamentales, la zona siguió siendo escenario de escaramuzas aisladas entre soldados y rebeldes kurdos hasta principios del presente verano, en que se recrudecieron los combates, agravados con manifestaciones populares a favor de los rebeldes detenidos.

A finales del mes de julio, la guerra se declaró de hecho entre las dos fuerzas, a raíz de la toma, por parte kurda, de seis puestos fronterizos, horas después de que las autoridades hicieran pública una orden a las tribus de la región para que se mantuvieran en calma y no ocasionaran altercados.

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