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Un barco repleto de refugiados lleva siete meses anclado en la bahía de Manila

Hace siete meses a mediados de diciembre de 1978, el viejo buque Tung-An llegó a la bahía de Manila con unas quinientas personas a bordo, de origen chino-vietnamita. Las autoridades filipinas, que han acogido actualmente a unos 5.000 refugiados, decidieron autorizar al barco para que anclase a cuatro millas del puerto de Manila. Desde entonces, el número de personas se ha doblado.Dos veces al día, una barca de la Marina nacional filipina aporta alimentos, intercambia correspondencia y, de cuando en cuando, lleva medicamentos.

Este es, simplemente, un ejemplo de las decenas de barcos de todo estilo que se acumulan en las costas de varios países del sureste asiático o que navegan a la deriva por aguas del mar de China.

Después de varias operaciones administrativas, carta de la embajada de España, carta del Ministerio de Información, autorización de los servicios de inteligencia, del Ministerio de Asuntos Exteriores, permiso de la Marina nacional, se llega a obtener un permiso especial para visitar el barco. «Sólo fotos, no entrevistas», dice textualmente el permiso. Una barcaza de desembarco de marines navega del puerto de Manila al Tung-An dos veces al día.

De cuando en cuando viajan en calidad de «invitados» diplomáticos, funcionarios de las Naciones Unidas, periodistas o miembros de sectas religiosas americanas que intentan captar futuros adeptos cuando se expatrien a Estados Unidos. La autorización para la prensa no permite subir al barco, controlado por varios soldados del Ejército filipino.

Además del boat people de la bahía de Manila, el Gobierno filipino -país que tiene el menor número de refugiados de la zona- cuenta con varios campos de refugiados, en la isla de Lubang y en Fuerte Bonifacio. La prensa local informa casi a diario de llegadas de nuevos refugiados, en embarcaciones de todo estilo, a las costas de Filipinas. «No tenemos un problema tan agobiante como otros países, pero es importante y grave para Filipinas», dicen en el Ministerio de Asuntos Exteriores, en la capital filipina.

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