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Entrevista:

"En mi última novela hablo de una Habana desaparecida"

Entrevista con Guillermo Cabrera Infante, escritor cubano exiliado en Londres

De paso por Madrid, adonde ha venido a grabar un programa de televisión, Guillermo Cabrera Infante espera la inmediata edición de su última novela, que ya desde el título se refiere a la ciudad cubana. «La Habana para un infante difunto», dice, «es una reconstrucción topográfica de la ciudad y un intento de componer un diccionario con su lengua. Claro que la ciudad y su lenguaje han desaparecido hace tiempo.» Literatura y exilio, novela y memoria, La Habana y otros textos son los temas de la entrevista que mantuvo, con el autor de Tres tristes tigres Rosa María Pereda.

La Habana para un infante difunto es el título de la última novela del cubano Guillermo Cabrera Infante, que aparecerá, después de haber creado, a pesar del propio autor, un clima de espera y de deseo, el próximo otoño. En el mundillo editorial ha terminado ya la pelea por los derechos, la pila de viajes, idas y venidas de cifras millonarias, fallada a favor de Seix Barral, la editorial que ha publicado toda la obra de Cabrera Infante en España y que también sacará La Habana Ahora el señor Cabrera Infante pasa unos días por Madrid, adonde ha sido traído por el programa de televisión Encuentros con las letras, a medias entre el turismo, la recuperación de una ciudad que fue escenario de su primer exilio y los inevitables contactos publicitarios se mezclan con los amistosos y recordadores. Otro libro, el anunciado muchas veces y casi mítico Cuerpos divinos, está al parecer muy avanzado y todavía está reciente la publicación en España de esa bella colección de ensayos sobre cine titulada Arcadia todas las noches. No puede ser olvidada la que hasta ahora es su novela más importante («¿quién dijo que soy autor de una sola novela?», dice), Tres tristes tigres, aquella visión mítica, enamorada y musical, algo trágica y bastante cómica de La Habana, la ciudad nocturna y viva y, según él, ya acabada. La Habana para un infante difunto, naturalmente, trata de la misma ciudad aunque de distinto momento, y juega con la misma música y con el mismo lenguaje.«Escribir La Habana para un infante difunto», ha dicho Cabrera Infante a EL PAIS, «no es escribir de nuevo para mí. Vista del amanecer en el Trópico fue escritura y reescritura de viejos textos. O es un libro compuesto de piezas nuevas escritas entre la publicación de TTT y la aparición de aquel libro Exorcismos de esti(l)o me exigió una estructura nueva y nuevas escrituras y, aun cuando el libro estaba ya en pruebas de galera, compuse uno o dos de los fragmentos que más me gustan. Es cierto que ninguno de estos libros tiene el tamaño de TTT o de La Habana, pero personalmente creo que Vista es un libro más original de lo que parece a simple vista del amanecer, y Exorcismos ha tenido dos o tres lectores que han entendido que el juego es tan serio como la muerte y tan pertinaz como la vida.

Pregunta. ¿Qué es La Habana para un infante difunto? Había sido dicho que era algo como un libro de memorias, de recuerdos de infancia...

Respuesta. La Habana comienza como una corta memoria infantil (el niño muere pronto) y se continúa como una bildungsroman en que el narrador se va conociendo a sí mismo mientras conoce al otro -en este caso casi siempre la otra-. Pero termina con una fantasmagoría, final feliz en un cine después de haber contraído su mal cinefilítico. Este viaje al fondo de la vida lo debo a ese otro Virgilio, Virgilio Piñera, escritor olvidado manipulador de mitos y maestro de lo que es para mí imposible aprendizaje: la narración oral. Conocerlo fue un privilegio; pedirle prestado, una necesidad. Además de los préstamos y los homenajes (a Baudelaire, poeta de la ciudad; a Debussy, músico del Malecón), La Habana es una reconstrucción topográfica de la ciudad y un intento de componer un diccionario con su lengua. Claro que la ciudad y su lenguaje han desaparecido hace tiempo: hablo de una Habana más antigua que la que aparece en TTT. Este libro de ahora termina cinco años cronológicos antes de que empiece TTT, pero hay voces que se cruzan y así Silvestre niño hizo un recorrido que es habitual al narrador de La Habana.

P. Esta es la primera novela escrita totalmente en Europa, en el exilio. ¿Cuál es la relación entre literatura y exilio?

R. La única relación posible entre novela y exilio es una relación política, pero como he decidido que mis novelas se alejen tanto de la política como de esa categoría que se quiere literaria y es solamente política: el realismo. Aun en Cuerpos divinos, donde aparecen personajes políticos, procuro que la política se vea condenada al purgatorio de la historia. Algunos merecerían más el infierno, pero esa es una distinción que no quiero concederles... La memoria es una traductora de recuerdos, es una intérprete de la vida.

P. ¿Qué prepara ahora Cabrera Infante?

R. No preparo, disparo. Hace años que escribo sobre Cuerpos divinos. Interrumpí el último capítulo en la página quinientos para escribir La Habana. Estaba saliendo demasiado fácil y creo con Sheridan que escribir fácil es tarea difícil para el lector.

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