_
_
_
_

Fracaso de la VII Mostra de Teatro Galego en Ribadavia

El interés de los espectadores fue defraudado

La VII Mostra de Teatro Galego de Ribadavia (Orense), uno de los más importantes certámenes, regionales, fue este año un fracaso, producto de la penuria cultural y de las contradicciones que sufre la sociedad política y literaria de Galicia. Algunas fórmulas alternativas han sido propuestas para superar este grave bache de la conocida mostra teatral.

El domingo último terminó la VII Mostra de Teatro Galego de Ribadavia, en la que participaron este año dieciséis grupos profesionales y aficionados y la compañía profesional portuguesa Seiva Trupe, que actuó como invitada especial y ganó la máxima atención teatral de la semana.Por primera vez, el grupo cultural Abrente, de Ribadavia, organizador del certamen, dispuso de una considerable subvención oficial, millón y medio de pesetas, aportada por el Ministerio de Cultura, y de otras contribuciones económicas procedentes de entidades comerciales privadas y de las Fundaciones Barrié de la Maza y Juan March.

Con unos dos miliones y medio de pesetas, los organizadores pudieron invitar esta vez a una decena de periodistas y críticos (José Monleón, Pedro Barea, Alves Costa, Gustavo Luca de Tena, etcétera), para que siguieran la representación, y pudieron pagar también a todos los grupos actuantes cantidades que van entre las 30.000 y 60.000 pesetas,

El público de la comarca del Ribeiro y el que se desplazó desde toda Galicia, sobre todo durante los dos Cines de semana que duró la mostra, prestó calurosa atención a los espectáculos, con asistencia masiva en algunos casos y con una curiosidad teatral sensiblemente superior a la de anteriores ediciones del certamen.

De las actuaciones de los grupos, público y crítica coincidieron en destacar las representaciones de Escola Dramática Galega y Andrómena, que pusieron en ¿cena O incerto do HamIet, príncipe de Dinamarca, de Alvaro Cunqueiro, y Lenta raigamen, de Francisco Taxes. Ambas formaciones escénicas fueron, tal vez, con el grupo Antroido, las que demostraron mayor preocupación investigadora del fenómeno teatral y mayor sensibilidad artística. Entre los aficionados, destacó el trabajo del grupo vigués Artello, que escenificó una versión gallega del Pic Nic, de Fernando Arrabal, que luego sería muy controvertida por algunos sectores nacionalistas del público.

Capítulo aparte merecen los coloquios paralelos que diariamente se celebraron en Ribadavia durante las celebraciones de la mostra. Es ya tradicional en estos encuentros que priven las argumentaciones políticas sobre las meramente teatrales, pero, en contra de lo que cabía esperar, este año tal dialéctIca alcanzó aún cotas más agudizadas. Se planteó durante toda la semana la vieja pregunta sartriana de literatura -en este caso, teatro-, ¿para qué? Eso sí, con preguntas y respuestas inmensamente más pedestres, elementales y mistificadoras que las ideas expresadas por el filósofo frarrcés hace ya varias décadas.

Esta dinámica, no siempre encauzada con acierto por organizadores y moderadores, acabó convirtiendo el foro teatral, que ya es por derecho propio Ribadavia, en un rosario de la aurora con misterios marginales, virulentos y nada gozosos. Lamentablemente, quienes acudieron a la mostra para aprender algo de teatro o para practicar el necesario ejercicio de pensamiento fibre, encontraron en Ribadavia poco más que el buen vino del Ribeiro, que sigue siendo, con mucho y a pesar de todo, lo menos contaminado que ofrece la mostra.

La polémica de grupos profesionales y grupos aficionados alcanzó. singulares cotas de enfrentamiento muy poco creadoras. En más de una ocasión, era lógico el desaliento que experimentaron los segundos ante la incomprensión de quienes deberían ser, casi por intereses de clase, sus más próximos compañeros. Pero las cosas tampoco fueron fáciles para los primeros, a los que, la organización de la mostra marginó hasta el punto de que tuvieron que pagar sus propios alojamientos, salvo la fecha estricta de actuación, y vieron algunas puertas incomprensiblemente cerradas en ocasiones. El grupo Troula, que no participó, pero que acudió con su equipo de cine para rodar un reportaje de la mostra, estuvo muy lejos de encontrar facílidades para su trabajo. Todo esto hizo que algunos grupos se preguntaran muchas veces qué es lo que importa más en una mostra de teatro.

Toda esta dinámica generó auténticos malos entendidos entre unos y otros, que llegaron a acusarse mutuamente de buscar la muerte violenta de la mostra, cosa que teóricamente está lejos de toda realidad. No en vano, Ribadavia fue durante años el único acontecimiento teatral gallego sistematizado y hoy sigue siendo el. más importante.

La cortina de humo de falsas identificaciones hizo que el debate abierto sobre las alternativas gallegas para el teatro, como la programación a nivel municipal o a nivel gallego, quedara sin adelantar casi nada. José Monleón propuso que la mostra se abra a formas de investigación y de didáctica necesarias que pueden pasar por la celebración paralela de cursillos a cargo de especialistas en cada materia teatral y que pueden servir de proceso formativo de los profesionales gallegos.

Quizá las condiciones de penuria cultural en que se desenvolvió el discurso de este año es lo único que puede justificar el hecho de que se haya rechazado, con evidente insensibilidad, la propuesta presentada por la cooperativa del Estaribel (grupos Antroido, Andrómena y Troula) para que la mostra se pronunciara en contra de la negativa del Banco de Bilbao a distribuir el libro Galicia: realidade económica e conflicto social. Las contradicciones generales que la izquierda cultural gallega tiene en estos momentos estuvieron muy presentes en Ribadavia y.tal vez no permitieron ver el bosque de que la libertad de expresión no es nada ajeno al hecho teatral, como bien probó en su día el caso Boadella.

Aparte de la grave frustración que entre los amantes del teatro ha tenido que crear el fracaso de lasjornadas de Ribadavia, queda por analizar una cuestión aún más profunda: la incapacidad que está mostrando la cultura española, en la nueva sociedad democrática, para mantener y potenciar iniciativas culturales como ésta.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_