_
_
_
_
Entrevista:

"No puedo entregar el poder a una oposición tan raquítica como la nicaragüense"

El general Somoza, como siempre, responde a todo lo que se le pregunta. Unas veces con desgana, otras con énfasis. En muchas ocasiones, saliéndose por la tangente. Aparece relajado y seguro, como si estuviera ajeno a lo que más allá de las puertas de su bunker sucede. Y, sin embargo, está permanentemente al tanto de los acontecimientos. Mientras duró nuestra conversación, en la sala de reuniones contigua a su despacho, contestó varias veces el teléfono. Unas, para recibir información sobre el desarrollo de la sesión de la Organización de Estados Americanos, en Washington. Otras, para enterarse de la situación militar en los frentes de lucha.Pregunta. La primera pregunta, obligadamente, es sobre la huelga general. ¿Qué opina sobre su desarrollo?

Respuesta. Los sandinistas, que ya han matado a más de trescientas personas en Managua, han amenazado a las gentes de los barrios con matarles si iban al trabajo, y esto ha producido temor. Hemos tenido problemas con el transporte colectivo, que arreglaremos mañana con chóferes del parque de carreteras del Gobierno. Hemos averiguado que han ido a trabajar las personas que vivían cerca de sus empleos, y han podido llegar a ellos caminando.

"La situación no es de guerra civil"

P. Hay enfrentamientos armados en varios puntos del país. ¿No es esta, presidente, una situación de guerra civil?R. No. Tenga en cuenta que en Nicaragua hay 137 municipios y actualmente sólo tres están afectados por esta situación.

P. ¿Aún cree usted en la posibilidad de una solución política a este conflicto?

R. Yo siempre he considerado que las soluciones del problema nicaragüense deben ser políticas y no por la fuerza de las armas. Pero las armas las tienen los comunistas, y nosotros no vamos a permitir que los comunistas tomen el poder por la fuerza. Por eso propuse un plebiscito cuando estuvo aquí la comisión de buenos oficios de la OEA. Pero la oposición de aquí se cegó y quiso hacer un plebiscito en el que Nicaragua perdía toda su independencia. Por eso ni el Partido Liberal Nacionalista ni Yo aceptamos ese plebiscito.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

P. ¿Aceptaría usted celebrar ahora otro plebiscito?

R. Después de toda la sangre que se ha derramado en Nicaragua, si salgo victorioso no estoy dispuesto a ceder ni una pulgada.

P. Los combates entre el Frente Sandinista y la Guardia Nacional son, sobre todo en el Sur, muy fuertes. La Guardia dice tener cercados a los guerrilleros. Una situación así no se puede prolongar indefinidamente. ¿Qué salida, a plazo corto, ve usted a esa situación?

R. Llevamos veinte años luchando contra esas guerrillas comunistas. Y la Guardia Nacional sigue cumpliendo con su deber todos los días. Eso es lo extraordinario de este pueblo. Porque, como usted sabe, esos guardias son voluntarios, aquí no hay servicio militar obligatorio. Esos voluntarios se juegan la vida todos los días. Por eso le puedo asegurar que lo del Sur lo vamos a terminar muy pronto, en muy pocos días.

P. Desde siempre, la Guardia Nacional ha sido considerada una guardia pretoriana, personal, al servicio de los Somoza, más que un Ejército al servicio de un Estado.

R. Lo que ocurre es que la oposición, enfilada por Pedro Joaquín Chamorro, que en paz descanse, atacó siempre a la Guardia Nacional y no la permitió ocupar una posición de centro. Vea: si usted me pone contra la pared y la pared soy yo, o los Somoza, yo reacciono. La Guardia Nacional son gente leal a sus jefes, porque sólo reciben del otro lado balas e insultos. Tras su fracaso, la oposición le llama guardia pretoriana. Y la realidad es que la Guardia hace funcionar la Constitución en este país. Sin ella nada funcionaría aquí.

Guardia Nacional, oposición y sandinistas

P. Pero, presidente, la Guardia ha adquirido una triste fama de sanguinaria, de hacer muertos inocentes en las «operaciones limpieza» que siguen, en las poblaciones, a los combates con los guerrilleros sandinistas.R. Nosotros no escogemos el campo de batalla. Son los terroristas quienes lo escogen. Así que a quien deben culpar de esas muertes es a ellos. Y escogen esos lugares para combatir porque quieren que haya muertos inocentes y culpar de esas muertes al Gobierno. Aquí se dice «la Guardia mata», pero nadie dice que ellos atacaron un barrio y que la Guardia Nacional tuvo que defenderse y que en el fuego cruzado murieron ancianos y niños. Esta es una guerra de tapas, de propaganda. Y el nicaragüense se está dando cuenta de que ahora nadie está seguro en este país, porque ellos montan sus operativos donde les conviene, sin preocuparse de nada más. Lo que importa es poder sacar una noticia que diga: en Nicaragua hubo una refriega.

P. Usted se ha presentado siempre como un patriota, como el primer patriota nicaragüense. ¿No sería un acto de patriotismo dejar el poder en otras manos y conseguir la pacificación de su país?

R. Sí, si la situación política fuera pacífica. Pero no es así. Aquí, los comunistas, usando tácticas conocidas, han tomado las armas para amedrentar a la población. No se puede dejar a una nación indefensa. Y si yo me voy se descalabra toda la organización. Prefiero entregar el poder a quien el pueblo elija. Por eso, repito, propuse el plebiscito.

Y además, la oposición aquí nunca ha sacado más de 200.000 votos, y en la última elección, conmigo, sacó ciento y pico mil votos ¿Cómo voy a entregar el poder y el Gobierno de dos millones y medio de habitantes a una oposición tan raquítica? Sería absurdo.

Por eso insisto en señalar que después de la presión que me hizo el Gobierno de Carter para que abandonara el poder contesté: bueno, yo me voy, pero siempre que haya un plebiscito en el que la oposición se organice y obtenga respaldo popular. Y, ya ve, la oposición política es un fantasma respaldado por los salteadores, ladrones, delincuentes y asesinos que forman el Frente Sandinista.

P. ¿Y no cree usted que la Unión del Frente Amplio Opositor y el Frente Patriótico Nacional sea una alternativa política aceptable?

R. No. En primer lugar, porque nunca llegarán a unirse estos dos grupos, que representan intereses opuestos; que son unos capitalistas, la extrema derecha, y, otros, el comunismo.

La "conjura" centroamericana

P. Entonces, ¿cuál puede ser la solución?, ¿cree usted que será posible hallarla pronto?R. La solución es acatar lo que dice la Constitución de la República. En las elecciones de 1981. Pero, de cualquier manera, esté seguro de que el hostigamiento a Nicaragua no va a cesar ni con mi ida ni con la llegada de un Gobierno moderado. Así que la violencia va a seguir hasta que no se produzca un entendimiento. O hasta que el comunismo no abandone las armas y de usar medios pacíficos para llegar al poder, como lo están haciendo en España, Francia o Italia. Yo he hecho esa apertura, y he dejado que los comunistas puedan inscribirse como partido. Pero quieren el poder por la fuerza. Y no se dan cuenta de que esa va a ser una lucha muy difícil, porque aquí hay 200.000 propietarios.

P. ¿Y por qué no se ve a estos 200.000 hombres detrás de usted, defendiendo sus intereses?

R. Porque este país no está movilizado. Estamos luchando solo con la Guardia Nacional. Pero el día que yo ordene la movilización general, comprobará que puedo poner en cuestión de horas a 100.000 hombres aptos para el combate, que achicharrarían a toda esta oposición. Pero no quiero hacer eso.

Odio a Somoza

P. Insiste usted, presidente, en señalar que lo que ocurre en Nicaragua forma parte de algo orquestado, de una conjura internacional. ¿Por quiénes y por qué?R. Por los Gobiernos de Costa Rica, Panamá, México, Jamaica y el Gobierno de Carlos Andrés Pérez, y por razones de odio personal al nombre de Somoza.

P. Después de las denuncias formuladas a Costa Rica de permitir la invasión de Nicaragua por el Sur, ¿sigue creyendo que esa situación justificaba una guerra con Costa Rica?

R. Por supuesto. Pero no creo que se produzca esa guerra, porque la guerra en América está proscrita.

P. En su opinión, ¿siguen recibiendo los sandinistas ayuda del Gobierno de Venezuela?

R. No. El Gobierno de Luis Herrera es un Gobierno interesado en los asuntos internos de su país. El quiere paz y tranquilidad en el continente, y es partidario de solucionar los problemas de Nicaragua por la vía constitucional, por la vía de las elecciones.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_