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Carter se niega a recibir a Begin

En un gesto calculado, y dirigido a mostrar su desagrado por las últimas decisiones del Gabinete israelí, el presidente norteamericano, Jimmy Carter, se niega a recibir al primer ministro Menahem Begin, que llegó ayer en visita privada a Estados Unidos.

El dirigente israelí recibirá hoy el premio Familia del hombre que le ha sido otorgado por el Consejo de las Iglesias de Nueva York y permanecerá en total cuatro días en Norteamérica, para iniciar después una visita oficial a Canadá. Aunque el presidente Carter estará hoy, jueves, también en Nueva York, haciendo campaña electoral para los candidatos al Congreso de su partido, no se ha programado una entrevista entre los dos líderes.Será, en cambio, el secretario de Estado, Cyrus Vance, quien se traslade a Nueva York, para entrevistarse con Menahem Begin, en un evidente gesto de frialdad diplomática hacia el primer ministro de Israel. El portavoz de la Casa Blanca, Jody Powell, dijo ayer que «no hay motivos para celebrar una entrevista entre Carter y Begin» y añadió que el dirigente israelí se encuentra en visita privada.

Si bien esto es cierto, no lo es menos que el pasado mes de mayo, cuando Begin realizó otra visita privada a Norteamérica, para asistir a las conmemoraciones del treinta aniversario de la creación del Estado de Israel, Carter le invitó a cenar a la Casa Blanca. Se trata del sexto viaje que realiza Begin a Estados Unidos desde que llegara al poder en mayo del año pasado y es la primera vez en que no se entrevista con Jimmy Carter.

Aunque los israelíes insisten en el carácter privado del viaje y aseguran que Begin no solicitó ser recibido por el presidente de Estados Unidos, disimulan malamente su irritación ante el hecho de que Carter y Begin coincidan hoy en Nueva York y no se reúnan a comentar la marcha de las conversaciones de paz que continúan desarrollándose en la Blair House de Washington.

Frialdad norteamericana

El motivo de la calculada frialdad norteamericana no es otro que la decisión del Gobierno israelí de «engrosar» los asentamientos de población judía en Cisjordania. Tal decisión puso en peligro las conversaciones de paz, amenazo el futuro de los acuerdos de Camp David y provocó una airada reacción del Gobierno norteamericano. No parece, sin embargo, que Begin se dé por aludido ante esta reacción, cuando ayer mismo declaró que Estados Unidos debe reconocer a Jerusalén como la capital del Estado de Israel.Mientras se producía este gesto de desaire diplomático y se suspendía indefinidamente el viaje de David McGiffert, secretario adjunto de Defensa, a Israel, las conversaciones de paz de Washington continuaban su marcha y con progresos notables, según la versión israelí.

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En efecto, el ministro de Asuntos Exteriores, Moshe Dayan, dijo ayer que las negociaciones entre Egipto e Israel están «casi completadas» y que el resultado definitivo depende de la entrevista que celebrarán hoy en Nueva York Begin y Vance. Otros miembros de la delegación israelí Indicaron que el tratado de paz estará listo para la firma a mediados de la semana que viene.

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