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Crítica:XXVI FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIAN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Entre protestas y Justificaciones

Día aciago para el festival este en que España e Italia se reparten al 50% su cuota de pantalla. Si España ha presentado un mal filme, Italia ha enviado una película lamentable. Si viendo Jaque a la dama aceptada para competir por los premios mayores se pregunta uno inevitablemente cómo serán las que quedaron fuera de concurso, soportando la torpe inventiva de Pascual Festa Campanile se duda mucho de que es toda la producción italiana, RAI incluida, no existan obras, si no mejores, por lo menos más dignas. Pues este retorno de Casanova en sus últimos días, camino de Venecia, en su última aventura, era ya viejo cuando Arthur Schnitzler lo escribió y sólo revela un triste oportunismo. El guión de Piero Chiara le ha añadido los consabidos resabios de tal tipo de reconstrucciones y el realizador no ha hecho otra cosa que retratar con escasa inspiración a un grupo de actores al viejo estilo, menos que regulares.Si a ello añadimos la pobreza de medios de que la RAI hace gala en esta ocasión, que la ambientación no existe, limitándose a retratar palacios en su estado actual, y que el medio no resulta precisamente idóneo, por razones de censura, para mostrarnos a Casanova en acción, siquiera sea en su última aventura, llegaremos a la conclusión de que este desvaído fresco, víctima también de una mala fotografía, no es precisamente La gaviota que envió Italia en otra ocasión, ni, por supuesto, Padre padron, alzado al palmarés de Cannes gracias a los buenos oficios del difunto Rossellini.

No es fácil comprender la presencia de este filme aquí, ni el de Jaque a la dama, de Francisco Rodríguez, en el que Concha Velasco y Ana Belén se esfuerzan por salvarse de un naufragio debido, sobre todo, a un guión disparatado y a unos diálogos al viejo estilo, en el que los protagonistas pronuncian frases sobre todo lo humano y lo divino.

Tiene razón Jaime Camino al protestar por la inclusión de su película La vieja memoria en la sección informativa. Se le ha contestado que tal sección es poco menos que la de los elegidos, pero en lo que a este año se refiere está pasando con más pena que gloria. Además, esos mismos elegidos protestan por la hora y condiciones de proyección en que sus películas se proyectan, y como, por otra parte, el jurado no se pone de acuerdo para elegir presidente, el reglamento del Festival no sirve, ya que olvidado una y otra vez, será preciso renovarlo o, mejor aún, redactar otro nuevo.

En realidad, unas cuantas películas, según sus bases, no tendrían derecho a competir, pero el jurado se inhibe descargando las posibles culpas sobre el comité de selección. Este, a su vez, las adjudica a aquellos que en su opinión quieren acabar con el certamen, y así, de culpable a culpable y de crítica en crítica, el coro de protestas crece, animando un poco esta semana, en la que los más tranquilos parecen los espectadores, un público que, de sorpresa en sorpresa, y a la vez con cierto buen humor, sigue, sin decidirse a acudir con el entusiasmo de años anteriores.

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