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Crítica:CINE /
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El extraño caso del señor Tati

La historia del cine cuenta con un puñado de casos excepcionales, de creadores solitarios, a los que debe no poco de su grandeza. Entre ellos habría artistas tan aparentemente dispares como Jean Vigo y Josef von Sternberg, Robert Bresson y Max Ophuls, Charles Laughton (The night of the hunter) y Jacques Tati.La carrera de Jacques Tati no ha sido nada fácil. La poca frecuencia de sus filmes -seis en treinta años- así lo testimonia. Incluso se cuenta que para coproducir su ultima película -Parade (Zafarrancho en el circo)- tuvo que vender sus derechos sobre sus películas anteriores.

Tati es el único hombre que ha creado un humor cinematográfico europeo. Quizá para buscarle un precedente habría que remontarse hasta Max Linder, aunque el humor de Tati está más cerca del humor mudo americano, y especialmente de Buster Keaton. En efecto, muchos son los puntos de contacto entre ambos: ambos encarnan un personaje puro e inocente que sólo involuntariamente pone en peligro el sagrado orden de una sociedad de la que nunca pensó marginarse. Tanto Tati como Keaton han sido acusados de cerebrales, ambos tienen algo de matemático, frío y calculado

Les vacances de Monsieur Hulot

Dirección: Jacques Tati.Guión: Jacques Tati, Henri Marquet, P. Aubert y Jacques Lagrange. Fotografía (blanco y negro): Lacques Mercaton y Jean Mousselle. Música: Alain Romans. Intérpretes: Jacaues Tati, Nathalie Pascaud, Luis Perrault, Michelle Rolla y Suzy Willy. Francesa, 1953. Local de estreno: Alphaville 1.

El señor Hulot nos divierte y nos irrita, es un militante del despiste y la inoportunidad, un auténtico terrorista malgré soi. Pero si temática y estilísticamente podemos compararle con Keaton, por su rigor y su intransigencia en el trabajo, es en Bresson en quien hay que pensar.

Tati debutó en el cine en 1949 con Jour de fête. Por aquellos tiempos el cine francés estaba en manos de los Marcel Carné, Autant-Lara, H. G. Clouzot y, lo que es peor, de los Yves y Marc Allegret, Jean Delanoy, Christian Jacque, etcétera. Faltaban diez años para la purga de lo nouvelle vague. Era un cine literario, demagógico, pretendidamente intelectual y de qualité, en el que Bresson aparecía como un francotirador loco y aislado.

Tati es un poeta del mundo moderno, de un mundo standarizado y programado, en el que las involuntarias travesuras del señor Hulot tienen algo de subversivo y liberador.

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