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En suspenso una escala técnica del mariscal Tito en Madrid

El fracaso de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), a punto de concluir en Belgrado, y la paralización de un proyecto de breve visita del mariscal Tito a Madrid, con la que el dirigente yugoslavo proyectaba reforzar su política de neutralidad en el Mediterráneo, constituyen dos de las pnincipales dificultades con las que ha tropezado la diplomacia de Yugoslavia estos días.

El presidente Josep Broz Tito pensaba hacer una «escala técnica» en Madrid durante su viaje a Estados Unidos, el próximo 5 de marzo. El plan, preparado a iniciativas de Belgrado y de un sector del Gobierno español, acaba de ser desechado por el palacio de Santa Cruz, que aparentemente desea que la presencia de Tito en España exceda las proporciones de una simple «escala técnica».El próximo 2 de marzo Adolfo Suárez visitará Belgrado, tras su anunciado viaje a Polonia. Será esa la primera vez que un primer ministro español venga a este país. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Madrid y algunos consejeros del señor Suárez sostienen que su viaje debe ser retribuido por el del jefe del Gobierno yugoslavo y que, posteriormente, se consideraría la posibilidad de un intercambio de visitas oficiales de los respectivos jefes de Estado, probablemente en el curso de este año.

Aún no se ha descartado totalmente, sin embargo, la perspectiva de la escala de Tito en Madrid, pero las objeciones de los diplomáticos de uno y otro lado la hacen bastante improbable. En medios diplomáticos europeos se sugiere que los problemas surgidos en tomo de este asunto reflejan la supuesta disparidad de criterios que desde hace varios meses se estaría registrando entre el señor Suárez y su ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja.

Momentos difíciles para los no alineados

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El próximo viaje del mariscal Tito a Estados Unidos supone la continuación e intensificación del esfuerzo desplegado por el líder yugoslavo durante 1977 en favor de la consolidación de su política de no alineación o de equidistancia estratégica entre el Este y el Oeste. Tito, que ya cumplió los 82 años, está intentando recuperar el protagonismo internacional de esa política, no sólo para reactivar la acción exterior de Yugoslavia, sino tambíén para asegurar la continuidad interna de su régimen, después de su desapañición.

Aunque los jefes más destacados de la Liga de Comunistas Yugoslavos (LCY), como Edvard Kardelj, Stane Dolanc o Aleksandr Grlikchov, suelen afirmar que el partido -único- dispone de los suficientes recursos de poder y de respaldo popular para asegurarse su propia existencia, lo cierto es que nadie sabe aquí con seguridad cuál será la reacción de la Unión Soviética a la hora de la transición.

Un diplomático yugoslavo declaró ayer a este enviado que su país «no rechazaría» el apoyo de la OTAN en caso de una intervención militar soviética

También el fracaso de la CSCE, o «segundo Helsinki», del que participa España, inquieta a Belgrado. La Conferencia concluirá a fines de este mes o a comienzos de marzo, sin una declaración final satisfactoria, que incluso puede ser sustituida por un simple comunicado. Este hecho perjudica gravemente los intereses yugoslavos, en la medida en que muestra la impotencia de los países «neutrales» o «no alineados» para superar la política de bloques.

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