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Las nacionalizaciones, pendientes de acuerdo en la izquierda francesa

Ayer terminó oficialmente la actualización del Programa Común entre los tres partidos de la Unión de la Izquierda. Tras quince sesiones de trabajo, desde el 17 de mayo último, «el balance es positivo», aseguraron los portavoces de las tres formaciones de la Unión (socialistas, comunistas y radicales de izquierda). Pero varios capítulos, como el de las nacionalizaciones, aún han quedado pendientes de un acuerdo que, en opinión de los interesados, se lograría a mediados de septiembre, cuando se reúnan los líderes de la izquierda para firmar el nuevo programa que pondrán en práctica si ganan las elecciones del próximo año.

La comisión encargada de poner al día el Programa Común no pudo llegar a un acuerdo total en los siguientes dominios: amplitud de las nacionalizaciones; gestión de las empresas públicas o nacionalizadas; impuesto sobre el capital de las grandes sociedades; calendario de las medidas sociales previstas; modalidades de integración de la enseñanza privada; problema de la especulación del suelo y aplicación del escrutinio proporcional a todo tipo de elecciones.

Sobre la cuestión nuclear, los líderes comunista y socialista, Georges Marchais y Francois Mitterrand, se han manifestado en las últimas 48 horas de manera diferente, ya que el primero amenaza con no firmar el nuevo programa si los socialistas no se definen claramente en materia de defensa nuclear. El señor Mitterrand había declarado que el pueblo debía decidir sobre esta cuestión en un referéndum.

Bases del convenio

Según las bases para el acuerdo, establecidas por la comisión negociadora, la defensa nuclear, en caso de victoria de la izquierda, implicaría el mantenimiento de las presentes alianzas y la fuerza de disuasión nuclear se conservaría en el estado actual, en espera de un desarme general. Para esto último, el eventual Gobierno de izquierda tomaría las iniciativas oportunas.La cuestión nuclear y la de las nacionalizaciones son las más espinosas de cara al entendimiento definitivo de los tres partidos que integran la Unión de la Izquierda. A pesar de los cabos sueltos, ningún observador imagina una ruptura. Por el contrario, algunos estiman que la publicidad que la propia izquierda está dando a sus dificultades para ultimar su programa, la acredita ante la opinión pública, máxime teniendo en cuenta que sus divergencias se refieren a problemas serios.

Ayer uno de los «solitarios» de la derecha, el ex ministro de Asuntos Exteriores Michel Jobert, reprochó a la mayoría sus querellas y debates «porque lo único que se disputan es lo que queda del poder. Algunos -dijo- se dicen visionarios (Giscard, Chirac) pero en lo único en que piensan es en colocarse, en espera de que la invasión de la izquierda no durará mucho».

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