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Escisión en el Partido Comunista británico

Juan Cruz

La polémica eurocomunista ya ha tido su primera víctima: el PC británico. Ayer se supo que la «Iínea dura» del partido, pro soviética, se había separado de la más «europea», que es ahora la oficial. El cambio no es significativo en magnitud porque el Partido Comunista de Gran Bretaña lo componen sólo unos 30.000 militantes y los que se han ido forman una escasa minoría.

Su importancia reside en que se trata de una reacción a la reciente declaración del secretario general del partido, Gordon McLennan, sobre la polémica entre el PC de España y la URSS. McLennan se declaraba tímidamente «eurocomunista», sin decir la palabra, y criticaba la intención de crear un centro internacional al que debían obedecer los restantes partidos comunistas del mundo.Los que se han separado del PC británico oficial acusan a McLennan de unirse al tren eurocomunísta y de apoyar «las ideas antisoviéticas que vienen de gente como Santiago Carrillo».

El líder de la facción que se llama a sí misma Nuevo Partido Comunista de Gran Bretaña es Lid French, desconocido fuera de los círculos de su vieja organización. Aún hay otros que quisieran separarse del partido que dirige McLennan y esperan para ello al Congreso del próximo otoño, cuando va a debatirse un programa de actuación comunista en el Reino Unido. En la «vía británica hacia el socialismo», el ejecutivo del PC ofrece alternativas pacíficas para la toma del poder en este país, un elemento que los comunistas de la línea dura no comparten.

Elogios a Carrillo en la prensa londinense

Santiago Carrillo es hoy el político europeo más popular para la prensa británica de centro-derecha. Dos artículos de fondo, consecutivos, ha merecido su libro reciente sobre el eurocornunismo. El diario Times publicó uno ayer: su principal editorial. El semanario Economist, que ha hablado incesantemente de las ideas de Carrillo en sus números recientes, incluye en su última edición una crítica de "Eurocomunismo y Estado».El Times ha sido el que ha sintetizado la polémica eurocomunista y ha elogiado a Carrillo por iniciar un proceso que puede acabar con la autocracia moscovita si la URSS sigue sin proporcionar una respuesta positiva a los desarios de los comunistas occidentales.

La cobertura que alcanza Carrillo en la prensa inglesa se equipara ya casi a la que hace un año conseguía otra «estrella ascendente de la política española, el socialista Felipe González, que ayer apareció prácticamente en todos los diarios del brazo de Mario Soares.

Adolfo Suárez acaba como elemento controvertido de las páginas de los periódicos ingleses, una vez ganadas las elecciones. Los periodistas británicos tienen una irresistible atracción por todos los miembros de la Oposición.

Carrillo no es sólo la oposición en España, sino que es la oposición en la Unión Soviética y eso en este país se aprecia muchísimo.

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