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Norteamérica sugiere en la ONU una acción internacional contra la tortura

Ante el Consejo Económico y Social de la ONU, el representante norteamericano, Andrew Young, dijo anoche que el hambre, la tortura y el racismo son problemas que la organización mundial puede atacar con «casi unanimidad» y esperanza de éxito.Respecto al problema del hambre, la padecen actualmente unos cuatrocientos millones de personas, o sea, el 15% de la población humana, y es también alto el porcentaje de los que apenas tienen un nivel del subsistencia. Dijo Young que esto no es resultado exclusivo de la manipulación internacional, sino que también se debe a ideas equivocadas sobre crecimiento y desarrollo, pero la comunidad internacional puede hace mucho por ayudar, tanto mediante una distribución equitativa de los excedentes alimenticios, como a través del nuevo fondo para el desarrollo agrícola.

Dijo el embajador Young que los derechos humanos significan muy poco para la gente que padece hambre, y que mientras esto ocurre con grandes masas humanas, en casi todas partes hay pequeños grupos que viven lujosamente, por lo cual no es posible separar el desarrollo económico del social.

En cuanto a la tortura, Young dijo que era lamentable, pero reconocido, el hecho de que se practica en muchas partes del mundo, con técnicas cada vez más refinadas, y corrientemente con el propósito de mantener oprimidas a las masas populares.

Preconizó una guerra internacional contra la tortura que permita a los desvalidos y oprimidos encontrar portavoces que les representen en los foros internacionales.

Dijo Young que quería admitir que en Estados Unidos persisten sutiles opresiones, y que un pobre del ghetto tiene muchas más probabilidades de ir a la cárcel que aquel que tiene medios para contratar abogados que lo defiendan.

Se refirió luego a la tortura física, el problema generalizado de «personas desaparecidas» y a los asesinatos políticos, y mencionó diversos ejemplos de todos esos tipos de violaciones de los derechos humanos más fundamentales que, dijo, muchas veces se ocultan por cobardía política o diplomática.

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En muchos casos, dijo Young, la tortura es una perversión de la política gubernamental ejecutada por individuos perturbados o mal intencionados, pero hay también casos en que es una forma deliberada de intimidación gubernamental, y en todos debe ser combatido con publicidad y condenas públicas, ya que ninguna amenaza, justifica la utilización de la tortura y en definitiva conduce al derrumbe de lo que se trata de defender.

Sugirió Young que se establezca un grupo especializado, por mandato de la ONU, para Investigar el problema de la tortura en todo el mundo, y apoyó la reciente iniciativa británica referente a personas confinadas con pretextos de enfermedad mental.

Por último, Young se refirió al racismo y la discriminación racial, y señaló que la lucha aún inconclusa contra el racismo en Estados Unidos, se había librado, en general, al descubierto y en forma que reducía la violencia contra las personas, lo que constituye una experiencia que otros países pueden aprovechar.

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