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Las multinacionales tienen cierta responsabilidad por la nube tóxica de Seveso

«¿La Brianza como el Vietnam?», ha escrito alguien en una pared de Seveso, aludiendo al hecho de que el herbicida venenoso producido por la fábrica de Seveso es como el empleado por los norteamericanos para desnidar a los guerrilleros del Vietnam.Una de las más fértiles campiñas de la Lombardía, en un triángulo a unos 20 kilómetros de Milán se está convirtiendo en una trágica Bikini de nuestros días. Sobre esta zona se posó el lo de julio pasado una nube con unos kilos de veneno, capaz de matar a cien mil personas, desprendida de la fábrica Icmesa de Seveso, filial de la casa Giavudan de Zurich. La fábrica estaba produciendo el triclorofenol para la preparación de herbicidas, cuando se verificó una reacción térmica incontrolada.

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Los habitantes vieron la extraña nube, pero nadie le dio importancia, ni ninguna autoridad dio la alarma puntualmente. Pero comenzaron a morir las golondrinas, los conejos, las gallinas, los gatos y otros animales domésticos herbívoros. Al quinto día se enfermaron los hombres, primero los niños, y luego los adultos. La piel enrojecía, se levantaban ampollas, se formaba alguna úlcera. Pasada una semana, las autoridades comenzaron a moverse a pesar de la fama de eficiencia que tienen los lombardos que creían poder solucionar el problema con sus propias fuerzas. La situación se agravó. Una primera zona circundada con alambre de púas, rigurosamente prohibida a las personas, ha sido extendida a las campiñas de Barrucana de Seveso, de Cesano Maderno y de Meda. Otras 1.500 personas tendrán que evacuar la zona que es atravesada por una autopista que también será cerrada al tráfico. Unas 40 personas se encuentran hospitalizadas, entre las cuales predominan los niños que presentan excemas en los brazos, piernas y en la cara. Corriere d'Informazione, de Milán, escribía: «Milán llama a Roma: una gran tragedia, ahora tiene que intervenir el Estado».

«Las multinacionales -comenta la prensa- nos consideran como un país por colonizar. Traen a nuestra tierra las fábricas que no pueden funcionar en otros países». La tragedia de Seveso no consiste en las personas hospitalizadas hasta ahora, ni en los daños provocados a la agricultura y a los animales, no está en lo que se ve sino en lo que no se ve.

En un primer tiempo se había pensado en combatir el TCDD con el lanzallamas, provocando una temperatura de 800 grados que puede destruirlo. Pero el recurso no ha sido aplicado por no ser práctico. Para bonificar los campos es necesario ahora cavar hasta una profundidad de por lo menos 20 centímetros.

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