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Nueve mil militares depurados en Checoslovaquia desde 1968

Según las últimas informaciones procedentes de círculos de exiliados checoslovacos en Viena, unos 9.000 oficiales del Ejército han sido depurados desde la intervención de las fuerzas del Pacto de Varsovia, comandadas por la URSS, en Checoslovaquia en el verano de 1968.La depuración de oficiales del Ejército estaría motivada por sus opiniones políticas. Las mismas informaciones añaden que a partir de 1970 se hizo más sensible la represión contra militares opuestos a la línea adoptada por el equipo de normalización, encabezado por Gustav Husak.

También los periodistas han sido blanco de purgas por sus actividades en el período de la primavera de Praga. En 1972 un dirigente de la Asociación de Periodistas dijo que desde 1968 hasta esa fecha la organización perdió al 40 por 100 de sus miembros. Ahora, los círculos checoslovacos disidentes que residen en Praga concretan que el número de periodistas excluidos de su profesión son 2.000.

A la mayoría de estos profesionales les está absolutamente prohibido ejercer ningún trabajo que tenga que ver con la imprenta o la cultura y normalmente están sujetos a trabajar como albañiles, lavacoches o porteros de hoteles.

Las depuraciones también alcanzan al terreno científico, y en Viena se informa que a 45 historiadores se les ha prohibido ejercer su trabajo, siempre a causa de sus ideas políticas o como, en el caso particular de uno de ellos, por no realizar el papel preponderante de Husak en la sublevación eslovaca de 1944.

También informan los mismos círculos checoslovacos en Viena que la represión alcanza a ciudadanos de origen alemán y se hace especialmente agobiante para los creyentes y los sacerdotes católicos.

Las informaciones son conocidas después que Gustav Husak, secretario general del Partido del Trabajo Checoslovaco (PTC-comunista), anunciase durante la celebración de su XV Congreso, en la segunda quincena de abril, que estaba dispuesto a perdonar a los disidentes afectos a la línea de Dubcek, siempre y cuando reconociesen sus errores pasados y declarasen su lealtad a la Unión Soviética. Un día después de la declaración de Husak, los representantes más prestigiosos de la oposición checoslovaca (Kriegel, Sik, Pelikan) rechazaron las propuestas del secretario general y criticaron su intervención.

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Silhan (ingeniero), dirigente con Alexander Dubcek, y en la actualidad albañil en Praga, dijo de las palabras de Husak que «reflejaban una nueva situación (...) Las personas a las cuales se las impide trabajar en sus oficios anteriores a 1968 han recuperado una autoridad personal y humana en los nuevos trabajos».

Kriegel, antiguo presidente del Frente Nacional, calificó las palabras de Husak como «mero parafrasear declaraciones precedentes, sin que plantease una nueva política».

Por su parte, Pelikan declaró que no era posible la reconciliación hasta que las tropas soviéticas abandonasen Checoslovaquia y dijo que las ofertas de Husak trataban de dividir a la oposición.

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